¡Qué vergüenza, doctor Holmes!

Rodrigo López Oviedo

Al ministro de Defensa, doctor Carlos Holmes Trujillo, se le salieron las Fuerzas Armadas de su control. Algunos altos mandos que están bajo su autoridad directa ya ni siquiera le informan sobre los malos procederes de sus hombres, a menos que tomen tales dimensiones de escándalo que amenacen su parcela de poder.
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Esas condiciones de escándalo se presentaron, no hace mucho, cuando un concejal de Bogotá denunció la muerte de ocho personas que purgaban detención en un CAI, junto con tres detenidos más, bajo brutales condiciones de hacinamiento en una celda de tres metros por cuatro. Esto llevó a un coronel policial a conceder declaraciones a los medios, según las cuales tales muertes fueron consecuencia de una conflagración iniciada por uno de los detenidos, versión que coincide con la del concejal, quien se refirió, además, a hechos de tortura perpetrados contra las víctimas, a las cuales, además, se las privaba de alimento por períodos de tres y cuatro días.

Un elemento que agrava este doloroso hecho es el reportado por el médico que atendió el caso. Dice el galeno que en los cuerpos de las víctimas había muestras de gasolina, lo que hace presumir que las víctimas fueron regadas con tan peligroso líquido. Esto revela la existencia de instintos asesinos en algunos policiales.

La pregunta obligada es: ¿No resulta natural que se presenten reacciones suicidas en personas que, además de estar privadas de la libertad bajo condiciones tan precarias, han sido llevadas al extremo del desespero por cuenta de torturas de hambre y castigo físico? ¿Y de los líquidos inflamables qué?

Es de anotar que, según lo señalado en la denuncia del concejal, los ocupantes de la celda no fueron auxiliados oportunamente por los policiales del CAI, lo cual fue aceptado por el coronel con el argumento de que se trabó la llave de acceso al lugar de la conflagración, versión está difícil de creer si se tiene en cuenta la facilidad con que son sorteadas dificultades parecidas en los allanamientos que como institución les corresponde atender.

Una pregunta final: ¿Por qué razón el Gobierno nacional, en lugar de estar buscando que al país se le pierdan 370 millones de dólares en manos de Avianca, no se da a la tarea de resolver el problema de los hacinamientos en los centros de reclusión, cualquiera que sea su naturaleza? En los actuales momentos, ¿tal hacinamiento no es igual a una condena de seguro contagio con un virus, el coronavirus, que está causando millones de muertos en el mundo? Holmes Trujillo debe responder, porque creo que a Duque no le dan permiso. ¿O será que a Holmes tampoco?

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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