¿Alianza pacto histórico – cambio radical?

Rodrigo López Oviedo

Poco a poco avanza el proceso unitario entre las llamadas fuerzas alternativas. Cansadas de vivir constreñidas al poco edificante papel de oposición, hoy acarician con entusiasmo realista la posibilidad de asumir la conducción del país, dados los éxitos electorales alcanzados por Petro en su pasada campaña presidencial y la desesperanza que generan las toldas oligárquicas.
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El Pacto Histórico es la encarnación de ese entusiasmo. A sus filas están llegando incontables adherencias de personas, organizaciones y fracciones partidarias que han perdido su fe en las colectividades tradicionales, o no la han tenido nunca, y a los cuales solo mueve su aspiración a construir una realidad mejor para todos los colombianos.

Pero debemos estar alertas. No dejan de haber personajes que aún juegan en la política con los métodos de aquellas viejas épocas del Frente Nacional, en las cuales había amantes infaltables del poder burocrático que no tenían empacho en ser liberales durante un cuatrienio y conservadores en el siguiente para luego repetir el ciclo.

Uno de ellos es la señora Sandra Salazar Martínez -hija de Rosmery Martínez y sobrina de Emilio Martínez-, militante de Cambio Radical desde los pasados hasta el presente gobierno, pero deseosa de serlo también en el próximo, bajo la batuta del Pacto Histórico, en el cual ve a los próximos gobernantes.

La presencia de esta señora es rechazada por muchos, pero defendida con retorcidos argumentos por pocos. Estos hablan, por ejemplo, de la necesidad de fortalecer la unidad, “así tengamos que tragarnos algunos sapos”. No advierten tales señores que este es un sapo envenenado, del que solo puede esperarse que deje a una infiltrada Sandra triunfante, dada la votación que podrá obtener mediante las prácticas electorales propias de su colectividad, las mismas que hicieron del Espinal político un hervidero de pasiones malsanas y un feudo nada próspero. Pero dejará, además, una unidad rota, a unos candidatos honestos penosamente frustrados y a un pueblo desencantado al ver en su nueva colectividad las viejas prácticas políticas que había prometido erradicar.

Otros dirigentes han dicho que no importa su presencia en la lista del Pacto; que como esta es preferente, cada quien podrá votar por quien quiera. Incluso sugieren unificarse en torno a uno solo de los demás candidatos para hacerle frente a la indeseada huésped. Viven de ilusiones. Lo cierto es que este personaje tiene más fuerza electoral que todos los demás juntos, pues contará con los votos de Cambio Radical, más los que le prodigarán generosamente las otras fuerzas que defienden su candidatura.

¿Que cuáles son esas otras fuerzas? Ya nos referiremos a ellas y a otros argumentos, si persisten en su despropósito.    

 

RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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