La paz y las pocas noticias alentadoras

Julián Ricardo Rodríguez Soto

Se habla mucho de la inminente llegada de un acuerdo de paz, muchas empresas públicas y privadas han redireccionado su estrategia pensada en la llegada de este hecho coyuntural para el país y Latinoamérica, ejemplo tangibles como el de la Policía nacional y su nuevo objetivo estratégico de mantener el territorio nacional en paz, convocatoria para programas de reinserción, interés de los órganos nacionales en aumentar los centros de conciliación, el subsidio económico al desempleo, la estrategia de desarrollo y reactivación rural, además de posible cambios en las estructuras de poder nacional, son apenas un descriptor que indica que la firma de un acuerdo de paz está cerca, o al menos eso es la gran esperanza del Gobierno nacional.

Pero en contraste con la expectativa eufórica que genera la llegada de un posible acuerdo con el grupo de insurgentes de las Farc-EP, en el plano económico las noticias no pueden ser peores: crisis económicas, de gobernabilidad y problemas de corrupción de los países vecinos están afectando negativamente las exportaciones del país, el crédito de consumo se contrajo en el primer trimestre del año, la locomotora minero-energética ya no es tan representativa para la economía nacional, en temas de desempleo las cifras van en alza y los logros de otras épocas se ven opacados por ofertas laborales de menor calidad y crecientes tasas de informalidad, anuncios de retiros de empresas, aumentos en las tasas de intermediación bancaria, el aumento en las tasas de interés y una inflación creciente que afecta la canasta familiar, nos obliga a reflexionar sobre la divergencia que se presenta hoy entre la posible firma de un acuerdo de paz y el buen ambiente económico nacional.

A mi juicio es factible que las reglas de un acuerdo de paz y la llegada del posconflicto no sean claras, y lo que puede ser peor aún, no se conoce lo acordado, por ende nadie sabe a la fecha cuánto va a costar el proceso de reinserción ni la dejación de armas y peor aún quién o quiénes van o vamos a asumir estos costos; también es posible que representantes económicos del país, empresarios y entes gremiales sientan temor de expandirse o de hacer nuevas inversiones, hay total incertidumbre en temas tributarios y solo se conocen las opiniones de un grupo de expertos sobre la necesidad inminente de una reforma tributaria estructural, dicha reforma puede caer mal al empresariado con consecuencias negativas, no hay una ruta sobre cómo va ser el proceso de reincorporación a la vida civil y productiva de los excombatientes, en definitiva un halo de incertidumbre que desde luego está afectando la confianza inversionista y por ende la economía.

Por tanto se hace inaplazable que el Gobierno nacional y sus nuevos ministros muestren hacia dónde vamos, que la ruta trazada para el posconflicto permee todos los sectores, especialmente, el empresarial, si algo puede estar afectando la economía del país es el hermetismo en el manejo de los diálogo de paz, al punto que la imagen del gobierno en cabeza del presidente esté pasando hoy por los índices más bajos de favorabilidad y puede ser la causa de la desaceleración de la economía que estamos viviendo, perdón ¡padeciendo!

Twitter: @profejulianr

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