La ley contra conductores ebrios

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Asombra el desconocimiento que muchos servidores públicos tienen sobre las normas y las leyes, incurriendo por desconocimiento o por desafío en faltas que pueden conllevar a la destitución y a la inhabilidad para ejercer cargos públicos.

En Colombia son muchos los ejemplos que se pueden enumerar y que van desde la omisión de respuesta a un Derecho de Petición, que puede convertirse en una falta disciplinaria y sanción pecuniaria a quien no cumple con el deber de responder. También es válido mencionar el abuso de poder que hemos conocido a través de los medios, como en el caso de los senadores Eduardo Merlano, que exigía respeto porque había obtenido 50 mil votos, y Laureano Acuña, quien reiteró persecución policiva porque, según él, no era quien conducía cuando la autoridad vial detuvo su camioneta para verificar el estado del conductor y documentos correspondientes.

Al primero de los mencionados aquí le costó su curul, hecho que merece un aplauso; al segundo, la Procuraduría lo investiga, mientras se conocen los resultados de la investigación. Se espera que en el país entero estos ejemplos sirvan para cumplir en detalle las normas y muy especialmente la Ley 1696 de diciembre 19 de 2013, por medio de la cual se sanciona a los conductores ebrios, de la cual soy la más asidua defensora.

Pero si hay servidores públicos que desconocen o ignoran las normas, también, quienes no lo son, bien sea porque no trabajan con el Estado o son menores de edad, también hacen caso omiso de la ley, como se puede comprobar con el hecho suscitado en la madrugada del 18 de enero, en nuestra ciudad de Ibagué, cuando un menor de edad en estado de alicoramiento, a gran velocidad, colisionó contra un taxi, produciendo un grave accidente, que ha traído como consecuencia la traqueotomía de la víctima, el joven Cristhian Camilo Triana Moscoso.

¿Qué se ha hecho para aplicar la ley en este caso que es repudiado por la ciudadanía? ¿Qué ocurre con los representantes legales del infractor? ¿Habrá que endurecer las penas para que se entienda la responsabilidad de los padres con menores al timón? Esto no puede quedar en la impunidad, se exige justicia.

Por otra parte, sugiero una campaña permanente en un lugar estratégico de la ciudad, en la que la policía de tránsito cualifique a los conductores entregando información de primera mano, con el fin de sensibilizar, y se llegue a cero accidentes producidos por conductores ebrios. La campaña contra el ruido que implementó la Alcaldía de Ibagué produjo impacto positivo, así mismo deberá impactar una campaña de humanización en la vía.

Pero, además, hay que hacer un fuerte llamado para que se conduzca sin odios y sin agresividad, en vez de como lo hacen decenas de conductores de buses y busetas, que no entienden el valor de la vida y con frecuencia afectan a ciclistas y motociclistas, entre otros.

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