Ciclorutas en Ibagué

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Los países en el mundo están implementando ciclorutas, como una estrategia para optimizar la movilidad de vehículos y la insuficiencia de nuevas vías, además, como proyectos que buscan proteger el ambiente y mejorar las condiciones de la población; hacen uso de la imaginación, como una fuente importante para crecer, tal como lo decía Jhon Dewey.

Muy agradable fuera que, como habitante citadino, se tuviera movilidad en bicicleta como en Ciudad México, gracias al servicio que en esa metrópoli se presta en distintos estacionamientos públicos, garantizando la seguridad y disponibilidad de ciclocarriles.

Las noticias nos dicen que en Medellín ha entrado en marcha el proyecto denominado Parques del Rio, que incluye la construcción de 32 kilómetros de ciclorutas, que se adicionan a las que ya se encuentran en funcionamiento y no es otra cosa, que modelos retomados de Madrid, Corea del Sur, Chile y Brasil. Ya se tiene el caso de Bogotá, donde se ha avanzado en este dirección.

En Ibagué, emociona observar cientos de jóvenes y adultos que hacen ciclismo a lo largo de la semana, sin embargo, es angustiante la falta de competencias ciudadanas de los conductores de busetas que irrespetan a los ciclistas sin tener la más mínima precaución. La vía a Villarrestrepo, es una de las preferidas para hacer este deporte, pero los ciclistas deben orillarse de manera extrema, porque su vida corre peligro cada vez que muchos de los mencionados conductores parecieran tener un espíritu con intenciones asesinas y embisten a los deportistas. El ciclista comparte la estrecha ruta con los vehículos porque esta vía ha sido diseñada sin pensar en ellos ni en el peatón. No hay andenes, tampoco cicloruta.

La doble calzada en la parte urbana, tiene una cicloruta, pero el temor hacia los delincuentes, la hace subutilizada. ¡Qué lástima!

No es menos el peligro cuando los ciclistas se desplazan a lo largo de las vías de la ciudad, no hay respeto para ellos, no se les protege y no se tiene claro que es un ser humano con los mismos derechos de los conductores de toda clase de vehículos.

Pero además, es lamentable saber que no se respeta el bicicarril, que ha sido demarcado desde el Parque de la Música, hasta el Libertador, bajando a mano izquierda que no supera tres cuadras, pero este espacio es de uso exclusivo para ciclistas, los carros ni se deben parquear en esta zona, ni pisar la raya que la delimita.

El cuidado de los transeúntes es de todos, la ciudadanía merece respeto, pero se carece de valores que coadyuven al cuidado del otro.

Como ciudadanos tenemos derecho a soñar con una ciudad más educada, con mayores valores y respeto por la vida, tenemos derecho a contar con conductores que muestren salud mental cuando se desplazan de sur a norte, que garanticen la vida y la respeten en todas sus dimensiones. Falta conciencia ciudadana, se lanzan críticas de manera indiscriminada, pero no se busca mejorar desde cada quien.

En síntesis, la ciudad requiere ciclorutas, mayor uso de bicicletas como medio de transporte. ¿Por qué no soñar con que a lado y lado del río Combeima, también se puedan construir parques y ciclorutas?

Para Aristóteles la imaginación era potencia creadora.

Tatianarojasoviedo34@gmail.com

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