La continuidad de “la Universidad Humana”

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

El programa de la Universidad Humana, liderado por el alcalde de Ibagué, Luis H. Rodríguez, ha sido aplaudido gracias al aporte que se ha realizado a un promedio de mil estudiantes, que accedieron a la Educación Superior en programas técnicos y tecnológicos, cambiado así los rostros de angustia, por actitudes optimistas de cada joven y su familia.

Sin embargo, se apodera de un grupo de padres de familia, el temor de pensar que en 2016 este relevante programa se acabe y sus hijos que son beneficiarios del mismo, queden sin la oportunidad de continuar su educación en la Universidad.

En el caso de las administraciones, cuando los proyectos han sido exitosos, deberá dársele continuidad, porque a pesar de que se niegue el pasado y hasta la bella canción de Mijares declare “Antes de ti no hay antes, no hay amigos, no hay amantes, ni pasado ni reloj, que merezca recordar”, la historia marca una huella.

Luis H., con la Universidad Humana, ha garantizado educación en el nivel superior a jóvenes de escasos recursos, quienes agradecen y claman porque se reconozca la importancia de continuar con ésta, que se convierte en excelente práctica que obliga desde ya, programar en el plan de gobierno que preparan los candidatos para las próximas elecciones.

Estoy segura, que las agendas de los aspirantes tienen como prioridad la educación, porque citando a Delors: “La educación encierra un tesoro”, y por ende tendrá que fortalecerse para garantizar mayores índices de equidad, disminuir la violencia y aportar al desarrollo de la región, a la cultura y a la inclusión social.

Añoro el día en que los candidatos se sienten al debate íntegro, con ideas y argumentos glocales, es decir de la globalización en la localidad; la capacidad de reconocer en su contendor un ser humano digno de respeto y de aceptación, un candidato que no centre su debate en la crítica destructiva, y pretenda ganar sus elecciones destrozando, descalificando y desconociendo públicamente a quien también es aspirante.

Se sospecha de la idoneidad de quien ejerce un cargo e inmediatamente desconoce el pasado de la entidad, negando que en las décadas anteriores se haya avanzado, porque casi siempre el discurso expresa que no se ha hecho nada, que la deuda es histórica, que el atraso se debe a que sus antecesores se dedicaron a otros menesteres, es tiempo de cambiar el discurso.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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