Es urgente fortalecer la pedagogía emocional

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

A partir de los apuntes sobre el libro del psicólogo británico Tim Lomas, titulado “El poder de las emociones negativas”, que aparecen en la edición dominical de la revista Semana, para hacer un breve análisis de las emociones que han aflorado y siguen circulando entre los colombianos, frente al acuerdo entre las Farc y el gobierno, firmado por las partes el lunes anterior.

Desde la perspectiva de las emociones, muy seguramente son positivas entre quienes han decidido votar por el Sí al plebiscito el próximo domingo 2 de octubre, porque guardan emociones de esperanza, interés, satisfacción, entusiasmo y serenidad, en diferentes grados de intensidad y a la expectativa de cuanto pueda ocurrir como efecto inmediato de los acuerdos con las Farc.

Pero, quienes han optado por votar No, tal vez tendrán emociones negativas sobre los efectos del acuerdo y entre ellas, ansiedad, miedo, ira, hostilidad, tristeza, indignación.

Para Tim Lomas, es factible encontrar algo positivo en las emociones negativas: “Pueden ser potencialmente útiles y por lo tanto, positivas si se experimentan en dosis moderadas y se aprovechan con sagacidad” (Semana, 2016).

Lo ideal es que esas emociones negativas que hayan surgido en torno al contenido de los acuerdos no desemboquen en emociones de violencia o agresión física o verbal, en diferencias irreconciliables, porque a pesar de la trascendencia del asunto y de las posiciones críticas, es una realidad.

Este tema de las emociones cada vez se vuelve más conocido. Fue precisamente el norteamericano Daniel Goleman, en su libro “Inteligencia Emocional”, quien extendió este concepto en el mundo empresarial e inclusive ha llegado al mundo escolar.

La Unesco, en el año 2002, pidió a todos sus países afiliados, entre ellos Colombia, que se realizaran programas de aprendizaje social y emocional en los establecimientos educativos. Se habla, entonces que existe una necesidad de formación en las habilidades emocionales de autocontrol, entusiasmo, empatía, perseverancia, optimismo, espíritu crítico propositivo, inteligencia para aceptar las diferencias y entender la mayoría de edad Kantiana, que permite tomar decisiones acertadas de manera racional. Por lo tanto, se hace necesario emprender “Alfabetización Emocional”.

Entonces, ahora que hemos llegado a la fase del postconflicto, resulta urgente que en el sistema escolar se aborde la enseñanza y aprendizaje sobre los comportamientos emocionales deseados en las relaciones entre los docentes y estudiantes, y entre estos y los padres de familia, para aclimatar la convivencia y derrotar la violencia escolar, en las instituciones escolares. Todos a desarrollar pedagogía emocional.

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