Los estados desunidos de Latinoamérica, según Oppenheimer

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

El libro titulado ‘Los Estados desunidos de Latinoamérica’, del periodista Andrés Oppenheimer, uno de los 50 intelectuales más influyentes de América Latina, precisa y concluye situaciones que parecieran una radiografía de nuestro país y nuestra ciudad, lamentablemente.

A dos años de tener la inteligencia artificial de punta en los países desarrollados del mundo, donde la recordada serie titulada “El auto fantástico”, para hoy es una realidad en algunos lugares del mundo, Colombia y nuestra ciudad están muy distantes de la modernización.

Nuestro país es campeón en tramitología y cada quien se idea nuevos requisitos supuestamente con el ánimo de contribuir a la calidad, denotando así la paquidermia aparatosa de la unidad que se dirige, el desconocimiento de las normas y el atraso en la lucha por demostrar su poder.

China, Vietnam y Australia, disminuyen tramitología legal para registrar y crear empresa, para obtener certificados, para patentar y, con un solo trámite lograr el propósito. Por su parte, Colombia exige 11 requisitos, Venezuela 16, Brasil 18 y el número de días necesarios ascienden a 2 en Australia, 6 en Estados Unidos, mínimo 42 en Colombia, 141 en Venezuela y 202 en Haití.

Si se redujera la tramitomanía, disminuiría la pobreza, disminuirían los obstáculos y se atraerían inversionistas, se incrementarían recursos al país y generaría mayores intereses a nivel internacional.

Oppenheimer en el libro del que nos ocupamos, selecciona la mejor respuesta que ha quedado registrada en una de sus mejores columnas, se refiere a la Cumbre de las Américas en Trinidad, en la que el presidente de Costa Rica, ganador del Nobel de Paz, expresó en su discurso que siempre que se reunía en la Cumbre, los mandatarios culpaban de todos los males a Estados Unidos.

Colombia sigue enfrascada en la historia, en el pasado, tal como ocurre en gran parte a Latinoamérica, lo que impide pensar en el futuro, proyectarse y buscar desarrollo que fundamentalmente se encuentra en la educación como ha ocurrido con Chile, país que ha impactado la sociedad desde la escuela.

Colombia aún parece dormir en un profundo sueño donde los recursos de la educación superior en buen porcentaje son entregados a las universidades privadas con el sofisma de Ser Pilo Paga y con la indolencia del Estado, donde en nada se preocupa mantener la Ley 30 del 92 solo con el incremento del IPC desde el año de su creación.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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