Un servicio de urgencia en nueve pasos

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Los colombianos tenemos derecho a la atención inmediata, de urgencia, en situaciones en las que esté en riesgo nuestra vida o ante un caso “de secuela funcional grave”.

Para ello, cada entidad prestadora del servicio de salud, oficial o privada, debe disponer del servicio de urgencias. Es una obligación de hospitales y de EPS y IPS de las que hay una red amplia en el país.

La ley estatutaria vigente “consagra la atención oportuna y prohíbe la negación de los servicios de salud, cuando se trate de urgencias”, previa la clasificación de la gravedad, establecida por el ‘Triage’.

Pero, igualmente, la atención de urgencia no depende de la capacidad económica del paciente y, en consecuencia, está prohibido que se exijan depósitos de garantía previa a la atención correspondiente.

Ocurre que el servicio de urgencias en Ibagué, incumple muchos de estos preceptos y, principalmente en tiempos de festividades de fin de año como esta.

Tuve la experiencia de una red de actos de desatención de una urgencia creada por una abrasión corneal. Dicho en términos sencillos, un caso de la incrustación de un objeto extraño en el ojo que finalmente era un fragmento de vidrio que se incrustó en mi ojo izquierdo.

Mi calvario en busca de un centro de urgencias comenzó a las 5 de la mañana, con un recorrido por la ciudad en nueve lugares, durante tres horas y media en la mañana lluviosa del sábado anterior.

Lo primero fue buscar la EPS Sanitas, porque a esta hago mi contribución mensual y aspiraba a contar con el servicio de urgencias en el mismo lugar de siempre. No encontré ese lugar y se me informó que en cualquier puesto de servicio médico, podría ser atendida. En mi vehículo particular me trasladé hasta el centro médico La Quinta y allí sólo hay atención médica a partir de las 7 de la mañana. Seguí hacia Asotrauma y allí encontré un caso inaudito. Se me pidió un depósito de 200 mil pesos para iniciar mi atención de urgencia, “Es política de la empresa”, me dijo la recepcionista.

La ruta recomendada era ir a la clínica Tolima, donde el médico de turno me atendió sin costo porque aparecía vigente mi afiliación a Emcosalud. Por la lesión traumática que diagnosticó, me remitió a un oftalmólogo.

En fin, el recorrido de nueve pasos por ocho instituciones prestadoras continuó en Emcosalud, luego en la Clínica de los Ojos, que estaba cerrada; en el hospital Federico Lleras no prestan ese servicio, y, finalmente, llegué al Institutito Oftalmológico del Tolima, donde esperé turno hasta las 8:30 de la mañana cuando llegó el oftalmólogo que atendió mi caso, servicio por el que se pagó 160 mil pesos.

De esta experiencia quedan varios interrogantes: ¿Por qué Asotrauma exige un depósito de 200 mil pesos para atender urgencias, algo prohibido? ¿Por qué no hay atención de urgencias en la ciudad como las normas vigentes lo exigen?

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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