En Ibagué, buenos para leer, según el Dane

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Sorprende gratamente que Ibagué sea la cuarta capital que clasifica en este lugar de privilegio por el promedio de libros leídos en los últimos 12 meses del año 2017, según los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura realizada por el Dane y divulgada en el curso de la semana anterior.

Sin embargo, es necesario comparar el promedio de 6.1 libros leídos por cada encuestado, frente a la cuarta parte de infantes, adolescente y adultos que siendo mayores de 12 años de edad, manifiestan no gustarle la escritura.

La encuesta a que hago referencia, precisa que se lee con mayor intensidad, textos en soporte impreso y que entre las 32 capitales de departamento, la frecuencia es del 82 por ciento e Ibagué ocupa el puesto once en esta categoría.

Preocupa que exista poco interés por la lectura, porque sólo una tercera parte de los encuestados dijo que les gustaba leer; grave que más de otra tercera parte (el 38 por ciento) diga que “ni le gusta ni le disgusta leer”, es decir, una actitud de indiferencia. Porque necesitamos que un mayor número de personas escriban comprensivamente, ojalá en la categoría de escritura y lectura inferencial y crítica. Es una situación que se vuelve más crítica si se trata de profesionales de la docencia.

Alarma que estudiantes, inclusive los que cursan una profesión y los que asisten a formación posgradual en las universidades, tengan problemas de escritura. A ellos se suman los profesionales de diferentes disciplinas, que también tienen dificultades mayúsculas al respecto. Problemas de construcción de textos, competencia necesaria para presentar informes, para escribir comunicaciones propias de su desempeño profesional.

Además de la competencia para escribir documentos, con la característica de que sean comprensibles a los destinatarios, hay carencia ortográfica, particularmente por el desconocimiento de las tildes, uso inadecuado de mayúsculas y mixtura de mayúsculas y minúsculas en cada palabra, desdiciendo de la capacidad escritural de fondo y forma.

La escritura debe ser fruto del interés que se ha despertado desde la más temprana edad. Los datos del Dane concluyen que se escriben mensajes a través de medios electrónicos, que ofrecen las redes sociales de comunicación y que tal escritura va dirigida a producir documentos de trabajo y documentos académicos, los unos en desarrollo del desempeño profesional y los segundos como obligación o tarea exigible en el desarrollo del estudio en los diferentes grados educativos desde la primaria hasta los posgrados.

tatianarojasoviedo@gmail.com

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