El comportamiento de los congresistas

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

El pasado viernes 20 de julio, en alto porcentaje el país paralizó sus actividades de viernes festivo, para ser testigo de la posesión del nuevo Congreso de la República. Sin embargo, rápidamente, después del discurso del presidente Santos, el recinto se convirtió en una sala de visita para más de una docena de congresistas, donde se vio por televisión que unos chateaban, otros hablaban desde sus puestos, otros de pie, en un absoluto irrespeto a la palabra del presidente saliente del Congreso a quien poco le ayudó su discurso.

Destaco la conducta adecuada de nuestros tolimenses, no se les vio de tertulia, a excepción de uno de los más antiguos senadores nuestros, quien sostenía una plática con su compañero del lado izquierdo de su silla.

Nuestro país, que continúa en estado de vía de desarrollo porque además, nos hemos quedando contando la historia de corrupción, de vulneraciones, de exclusión, de inequidad, de violación a derechos humanos, sin que ocurra mucho, somos noticia por el comportamiento impertinente de algunos sujetos que hacen parte de los 280 congresistas y que no tienen ni idea de las más mínima norma de protocolo, desconocen el mensaje equivocado que se envía con sus desatinadas prácticas y afectan la buena imagen de la inmensa mayoría del recinto.

Es necesario que se revise el reglamento del Congreso para que se actúe sobre quien se baja los pantalones para llamar al orden, pero también contra quienes irrespetan la palabra de los otros, impidiendo su intervención.

Se sospecha entonces de la formación mínima con la cual deberían contar quienes aspiran a sancionar las leyes, ¿estarán preparados intelectualmente para ser la voz del pueblo en la creación de normas y leyes? Porque deben dar ejemplo a la sociedad, teniendo en cuenta la investidura que ostentan y los convierte en servidores públicos de mayor reconocimiento. Quienes estuvieron en otros menesteres están en el lugar equivocado y no son sujetos formados desde el ser.

Muchos congresistas necesitan ilustrarse para que con verdadero conocimiento se atrevan a proponer o aprobar proyectos que sugieren incrementos en las rentas. Entonces, estoy segura que dentro del plan de acción del Congreso, debe haber una cualificación introductoria, para que de fondo y de forma se le dé una “ayudita” a quienes no cuentan con las competencias suficientes, incluso comportamentales o ciudadanas, y de esa manera se constituyan en dignatarios que merecen representar al país con el liderazgo donde el don de gentes, el conocimiento y el saber para qué de ese conocimiento, sea su carta de presentación.

Porque preocupa tener que recurrir al proverbio: “Lo que natura no da, Salamanca no presta”.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

Comentarios