¿Qué hacer ahora en cuanto a la consulta?

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Es inaudito que en un país se deba recurrir a una consulta para ver si los ciudadanos votan contra la corrupción, cuando lo coherente es que se garantice transparencia y honestidad para el tratamiento de los recursos del Estado. El cuidado de lo público, como el tesoro más preciado y respetado por y para los ciudadanos. De otra manera, jamás se podrá salir de la denominación de: Colombia, país en vía de desarrollo.

Tienen los congresistas una gran responsabilidad social, ética y moral, la tarea de avanzar en el estudio y aprobación de leyes que fortalezcan la lucha contra la corrupción en el país, que tanto nos está costando y procurar la toma de decisiones acertadas, porque el poco conocimiento y profundidad sobre las decisiones puede llevar al caos el país.

Los resultados de la consulta anticorrupción del domingo anterior dejan varias enseñanzas. Una de ellas es que ya no funcionan las maquinarias electorales y las organizaciones administrativas estatales para ganar elecciones. Está el ejemplo de los resultados de esta consulta popular del domingo anterior y los de la primera vuelta de la elección presidencial.

Maquinarias y clientelismo, son dos conceptos que en la actividad política se deben tener en cuenta hacia el futuro inmediato, para eliminar sus prácticas; en la campaña para la consulta no se movilizaron las organizaciones de grupos y partidos políticos para lograr el volumen significativo de votos ya conocido.

Hubo una movilización voluntaria de ciudadanos, para expresar con su voto, el rechazo a la corrupción, pese a que es claro en términos constitucionales que se debe obrar con transparencia, que todo está reglamentado legalmente desde distintas normas que parecen muertas y que no se comprende, ¿por qué ante los delincuentes de cuello blanco se tienen contemplaciones cuando la corrupción debe estar elevada a la categoría de los peores delitos de los más graves, aquellos cometidos contra el Estado.

Es tal la protesta de los colombianos, el rechazo a la corrupción, que sin necesidad de tanta publicidad al respecto, se sintió su voz a través del voto, casi simbólico que se entregó.

Son enseñanzas aplicables por los políticos en trance de ser candidatos a gobernación, alcaldías, asamblea y concejos municipales, en la campaña que ya comenzó, puesto que se ha creado un hecho político, con estos resultados, así no se hubiere conseguido el umbral. Vamos hacia un cambio en las costumbres y las prácticas electorales en Colombia.

¿Qué podemos hacer como ciudadanos en la lucha contra la corrupción? Según muchos estudios y nuestra propia percepción, tenemos el deber de formar y construir la cultura de la legalidad. Formar a todos, desde temprana edad hacia el respeto y acatamiento de las normas, de las leyes que existen o puedan surgir para que los colombianos actuemos bajo “mecanismos de autorregulación individual y social” y de acatamiento de las leyes.

Como padres, no estimular la idea que hay que “todo vale” para avanzar y lograr lo que deseamos. O la idea de que este mundo es para los “vivos” sinónimo de tramposos, ventajosos o ladrones, o que esto lleve a la idea del logro del dinero fácil, para alcanzar el enriquecimiento rápido desde lo ilícito.

Como servidores públicos ser implacables ante la ocurrencia de actos ilícitos, no caer en la omisión de denuncia que establece el Código Penal colombiano (Artículo 417 y 441) para cualquier ciudadano, corroborado en el Código Disciplinario Único para los servidores públicos, en el artículo 40 , numeral 4 que tipifica como falta gravísima, “omitir o retardar la denuncia de faltas gravísimas o delitos dolosos…de que tenga conocimiento en razón del cargo o función”.

Todos podemos contribuir a construir la cultura de la legalidad, de valores y formas de ser y de sentir con relación a la corrupción que agobia al país. Hay que erradicar las prácticas y costumbre corruptas de la mente de los colombianos.

tatianarojasoviedo34@gmail.com

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