Gobierno y Congreso

Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo

Disfrutando el hermoso oleaje del mar, que cuenta con su rumor y su color que el agua es símbolo de paz, de transparencia, de vida, me dispongo en medio de la alegría del entorno, a escribir esta columna después de tres días de la posesión de los presidentes del Senado, Lidio García y de la Cámara de Representantes, Honorio Henríquez.

Considero que es la oportunidad para que se demuestre la capacidad de anteponer los intereses del país a las luchas y necesidades personales y de partido, que en nada aportan a los derechos de los colombianos, toda vez que paradójicamente los noveles presidentes de las corporaciones mencionadas, no pertenecen a la coalición de gobierno, pero sus perfiles profesionales deberán hacer gala de la idoneidad y pertinencia.

Se espera que la ética de los nuevos presidentes del Congreso, prevalezca y se constituya en un ejemplo para que la clase política y la ciudadanía en general se vea obligada a asumir actitudes y decisiones colectivas, reflexionadas desde la praxis, es decir desde la teoría y la práctica para transformar prácticas indeseables como el chantaje político con fines personales.

El respeto por lo público, por la ciudadanía, demostrando la capacidad de abordar el “Mundo de la vida”, con discusiones donde la razón prime sobre la opinión y los argumentos sustenten una visión socio-crítica que confluya en consensos propios de un cuerpo colegiado que tiene el reto de asumirse como tal y demostrar su formación y estatura epistemológica y axiológica, con debates acérrimos con las ideas y no contra los miembros de la colectividad.

Se espera un Congreso capaz de elevar su voz por la fuerza de sus propuestas, no por la tiranía ideológica que los separa e impide cumplir con su verdadera función, tal como lo señala el inciso 2 de la Constitución Política de Colombia en su artículo 123: Los servidores públicos están al servicio de la comunidad y ejercerán sus funciones en la forma prevista por la Constitución, la ley y el reglamento.

El compromiso adquirido públicamente con el país el mismo día de sus posesiones, será motivo de seguimiento porque se espera que se ejerzan sus cargos en cumplimiento del juramento… “Si así lo hiciéreis, Dios y la Patria os lo premien y si no, Él y ella os lo demanden”.

No hay duda que se entra en el inframundo de los dilemas, porque la tradición y sus prácticas legislativas, imponen un modelo clientelista que de manera popular se reconoce como “la mermelada”, referida a la confluencia de negociaciones en la lucha del poder.

Tatianarojasoviedo34@gmail.com

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