¿Renace la xenofobia en Colombia?

Hernando Salazar Palacios

A raíz de la crisis política que está viviendo Venezuela –cuyo régimen se apega al poder contra viento y marea, en medio de un baño de sangre-, suenan voces poderosas en Colombia que me hacen pensar en el renacimiento de la xenofobia que siempre hemos tenido metida en el clóset.

Me refiero en particular a las recientes declaraciones de los presidentes de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), Bruce Mac Master, y de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), Guillermo Botero.

El jueves y viernes pasados Mac Master y Botero salieron en los medios de comunicación a expresar su alarma por el fenómeno migratorio de venezolanos a Colombia, a raíz de la crisis política de Nicolás Maduro.

Dice Mac Master que a él le preocupa que sigan llegando venezolanos, cuando Colombia tiene una tasa de desempleo que no es la más baja del continente. Y añade Botero que la migración de venezolanos a Colombia “es un tema que se está volviendo de seguridad nacional”.

No tenemos certeza de cuántos venezolanos han llegado a Colombia en los últimos años. Un reciente informe de El Tiempo hablaba de unos 100 mil (40 mil legales y 60 mil ilegales).

Otras fuentes señalan que desde que el chavismo llegó al poder en Venezuela unas 900 mil personas con doble nacionalidad se han establecido en Colombia.

Más allá de las cifras lo que está sobre el tapete es la xenofobia de Colombia, que saca pecho dizque por su “solidaridad”, pero que en realidad tiene poca disposición para acoger a personas de otras nacionalidades que vengan con intención de quedarse.

La historia viene desde el siglo pasado, cuando en plena Segunda Guerra Mundial, el canciller del presidente Eduardo Santos, Luis López de Mesa, emitió órdenes a los consulados colombianos para que pusieran “todas las trabas humanamente posibles a la visación de nuevos pasaportes a elementos judíos”.

Eso explica por qué razón a Colombia llegaron tan pocos judíos que huían del Holocausto, pero también deja en evidencia la fobia por los extranjeros que nos ha caracterizado y que nos ha impedido –a diferencia de muchos otros países de América Latina- recibir a migrantes y enriquecer, de paso, nuestra cultura con sus aportes.

Entre esos países de América Latina que acogieron a muchísimos extranjeros está precisamente Venezuela, a donde fueron millones de colombianos desde los años 50 y 60 del siglo pasado, en pleno boom petrolero. Como un elemento de elemental agradecimiento, hoy en Colombia deberíamos abrirles las puertas a todos los venezolanos que vienen a nuestro país en busca de un mejor futuro, en lugar de esforzarnos por ponerles trabas y considerarlos una amenaza.

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