Paros, promesas y mentiras

Nelson Germán Sánchez

El paro del magisterio colombiano que comenzó el miércoles anterior, el cual tiene a cerca de nueve millones de estudiantes de preescolar, primaria, secundaria y media sin ir a clases, es una muestra de ese país que comenzó a despertar del letargo de los cuentos chinos que les echó el Presidente de la república, su Vicepresidente y los ministros sobre el país de las maravillas en que viven.

Este seguramente no será un paro fácil porque los maestros, como lo vienen asegurando en redes sociales, en reuniones con padres y alumnos, ya descubrieron el juego del Gobierno nacional - un poco tarde diría yo- de prometer, prometer, echar un cuento, decir bastantes mentiras sobre soluciones para levantar las protestas y luego revolver todo en la sopa de la supuesta paz, para poder jugar en la opinión pública con supuestos enemigos y amigos de la paz.

Para eso tiene a fabricantes de babas profesionales como Roys, Benedetti, Cepeda y uno que otro de nuestros “prohombres” regionales y nuevos santistas por conveniencia política, para salir desde esta semana a programas de opinión radiales y televisivos, escribir columnas, tomarse los noticieros a decir que el Presidente ha hecho todo por resolver el atraso de 200 años de los maestros, por cumplir más que cualquier otro gobierno en 20 años, que se les paga super bien, que desde mañana les prestarán un buen servicio de salud y que los van a evaluar para mejorar la calidad, eso sí, sin darles primero la posibilidad de estudiar o capacitarse para enfrentar dichas pruebas.

El gran problema es que se volverá a las promesas, a la carreta mediática y los profes de la provincia, de las veredas y corregimientos seguirán gastando su miserable salario en pagar comida, dormida y transporte, no poder estudiar y, por tanto, seguir clavados en la miseria.

De otro lado, los que ya se empiezan a asomar por las redes sociales, por manifestaciones por medios y en pasacalles y pancartas puestas en vías del país son los campesinos, quienes se preparan para salir nuevamente a reclamar que el Gobierno otra vez les mamó gallo, no les solucionó lo de los subsidios, los apoyos a cosechas, compras, baja en precios de insumos y 50 etcéteras más. Así que de nuevo es posible que “ese tal para campesino” no exista. A lo cual parece sumarse un nuevo para cafetero.

También, se asoma en el horizonte un cese de actividades del sector de la salud en colombia por la precaria situación que viven sus funcionarios, la falta de insumos, la pésima infraestructura, la quiebra se varias instituciones prestadoras de salud.

Lo del Inpec está más que cantado para ir a un cese de labores dentro de poco, por el agua sucia que el Presidente y Vicepresidente Vargas Lleras le ha echado frente a que todos los males del sistema penitenciario y la corrupción es culpa de ellos. Otros de los que se dice preparan una nueva serie de protestas ante reiterados incumplimientos son los de la rama judicial.

A lo cual se suma una situación cada vez más evidente y creciente como no sucedía en la historia del país hace mucho tiempo, y me parece lo más peligroso. El hecho de un distanciamiento profundo entre el grueso de las Fuerzas Militares y la Policía -incluida buena parte de su cúpula, que hoy se nota más a disgusto cuando aparece con el mandatario y su combo-, que reclaman mejores condiciones laborales, una mejora de salario, un trato más digno y no sentirse excluidos frente al tratamiento legal con los grupos guerrilleros o al margen de la Ley.

Dios no quiera que vayamos a presenciar la primera manifestación pública de la Policía de Colombia, de familiares de policías y militares, porque ese sí sería el acabose de la democracia. Ese sí sería el principio del fin. Claro que todo es culpa única y exclusivamente de los desatinos de la llave Santos- Vargas Lleras por politizar la Policía y el Ejercito a la fuerza; como aquella directriz que dio la Subdirectora de la Policía de que marcharan uniformados de civil el 9 de abril pasado, día de la marcha por las víctimas. Ese es de los errores más burdos y peligrosos, que sin medir la prospectiva del acontecimiento, cometió el mandatario aunque pocos han querido hacerlo público. Lo que falta es que ahora le echen la culpa de eso al uribismo, al sector del Polo de Robledo, a una parte de los verdes, a RCN Televisión o cualquier colombiano que se atreva a pensar distinto y no tenga diabetis por la mermelada.

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