¡Horror! 97 mil 694 desaparecidos

Nelson Germán Sánchez

Sesenta mil 600 personas desaparecidas de manera forzosa en Colombia se presentaron en los últimos 40 años, según el informe más reciente del Centro Nacional de Memoria Histórica. Otras instituciones y estudios revelan que 20 mil personas más estarían desaparecidas por razones ajenas al conflicto armado. Según los datos que reposan en Medicina Legal, en su estudio de desaparecidos reportados, tan solo en 2016 existe un registro de dos mil 316 hombres y mil 698 mujeres desaparecidas. En lo corrido de este 2017 la cifra va en 336 hombres desaparecidos y 264 mujeres.

Los datos oficiales arrojan que Tolima tiene mil 954 desaparecidos de los cuales no se tiene noticias, y en total algo más de tres mil reportados como tal, ya que algunos aparecieron sin vida o vivos posteriormente a su reporte. En el global, la mayor cifra de ese total pertenece a hombres.

El guarismo de desapariciones sin clasificar en Colombia es de 97 mil 694, según el mismo Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses. Se sabe que en Bogotá el año pasado el reporte de niños desaparecidos fue de 540.

Por favor, esto nos tiene que motivar a reflexionar sobre ese fenómeno social que se mantiene creciente y no desciende ni aún con actores de la guerra fuera del escenario como las Farc o las antiguas AUC. Por qué se está desapareciendo la gente, cuáles son sus motivos, cuáles las razones, quiénes los desaparecen, para qué, especialmente qué pasa con los niños ¿Será esta otra manera de manifestarse de una posible metástasis en una sociedad altamente enferma en el alma?

Estaremos tan profundamente marcados por todo aquello que nos ha pasado en el trasegar histórico de la conformación de la nación como la violencia permanente, la lucha armada, la pugnacidad, el abuso de quienes han ostentado el poder público, la falta real de educación, las marcadas desigualdades sociales, que la desaparición se nos ha vuelto parte del paisaje y la vemos como algo natural. La respuesta debe ser un NO rotundo.

Hay que investigar, analizar, conocer ese fenómeno, encontrar sus causas y variables y trabajar sobre ello para evitar a toda costa que siga creciendo la estadística. Saber si es una expresión autónoma o si es la manifestación de algún otro fenómeno social subyacente que no estamos viendo o tenemos fuera del radar de los estudios humanos y sociales que hacemos.

Igualmente, tratar de entender alguna razón de tal cantidad de personas que de un momento a otro dejan de existir para sus familias, sus amigos, sus conocidos, sus compañeros o si es de manera autónoma que lo deciden. De otro lado, permítanme referirme a los últimos acontecimientos de corrupción del caso Odebrecht, donde ya se tiene claro que corrompieron con complicidad de sus integrantes a las dos campañas de Santos Presidente y la del candidato Zuluaga.

Con las revelaciones de Luis Fernando Andrade, director de la ANI, agencia encargada de la infraestructura vial del país (la Ruta del Sol y demás), frente a que sí se reunió a tratar temas de esas vías con ciertos personajes hoy investigados donde la constructora Odebrecht resultó beneficiada, con el gerente de las dos campañas presidenciales de Santos, Roberto Prieto; sin duda alguna lo que se debe seguir pidiendo es #Santosváyase o #Santosrenuncie. Ese mismo que hace unos meses pregonaba, pontificaba y con tono despótico señalaba que nadie de su gobierno estaba salpicado con ese escándalo de corrupción.

Cínico. Es una muestra más de que en todo su Gobierno dijo una cosa e hizo otra. Un mero taur con cartas marcadas y el engaño al pueblo como estrategia. Nada distinto a lo hecho por el hoy senador Álvaro Uribe en sus dos periodos o del nefasto expresidente Ernesto Samper, con la plata maldita del narcotráfico que lo llevó al poder.

Hay que enseñarlo a los hijos, a los alumnos, decir a los amigos, los vecinos, que esos tres tipos no son si no meros sinvergüenzas sin escrúpulos, que deben ser recordados así para la historia patria.

–Gersan-

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