El efecto dominó de Fabricato

Nelson Germán Sánchez

–Gersan-

Más de 800 mil empleos entre directos e indirectos, el 20 por ciento de la fuerza laboral del sector manufacturero nacional, una cadena que incluye cultivos de algodón, producción de telas, confección y comercialización; así como el 30 por ciento de la producción nacional del país en exportaciones y una producción de 950 millones de metros cuadrados de telas, según datos Inexmoda, el gran observatorio de la industria del país, no puede tomarse a la ligera y como algo intrascendente por el Gobierno nacional y los gobierno regionales, los Gremios Económicos, los medios y la ciudadanía.

El anuncio de la compañía Fabricato, el gran ícono textil del país que lleva 90 años de existencia, de que va a suspender producción a partir del 26 de agosto hasta el 10 de septiembre próximos, debido a las mayores importaciones y contrabando de textiles debería generar todo un campanazo de alerta.

“Condiciones negativas de la economía”, aseguró la compañía en un comunicado oficial, es decir, las condiciones que debería garantizar el Gobierno a través de su Ministerio de Comercio, Industria y Comercio, la Dian, el Ministerio de Agricultura y hasta la Policía para que los textiles chinos y de oriente, no inunden con sus confecciones el país a precios irrisorios de dos mil, tres mil o cinco mil pesos sin pagar impuestos, servicios o asumir gastos de nómina. Mientras el Gobierno elimina aranceles de importación de telas, con el cuentico de acuerdos comerciales internacionales o respetar el comercio mundial –como si ese comercio respetara el nuestro-.

El Gobierno genera una trampa mortal para empresas grandes, pequeñas, medianas, famiempresas y emprendimientos al priorizar el costo final de prendas al consumir presionando a la baja los aranceles de importación. Es un simple “harakiri” porque hasta nuestras compañías de productores y comercializadores buscarán abastecerse en sitios tan lejanos como Bangladesh, donde prácticamente se regala la tela y la confección; pero con eso eliminan puestos de trabajo en talleres de confección colombianos, se obliga a cerrar tiendas, eliminar empleos, reducir hectáreas de cultivo, como lo ha advertido la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, la única a la que se la escuchado una postura diga de defensa de su sector. Piensen que lo de Fabricato sea imitado por otras compañías en Medellín, Bogotá, la Costa, los Santanderes e incluso en nuestro departamento por las que aún sobreviven. Y que todas decidan dejar de producir, ya no por unos pocos días, si no por tres meses, seis meses, un año, hasta que cierren. ¿Qué pasará? Pues tendremos un panorama desolador en desempleo en el campo y la ciudad, menos impuestos pagos, menos crecimiento económico y la capacidad adquisitiva de millones de familias en el país devastada. Lo realmente preocupante de todo este asunto es ese silencio cómplice y algo bellaco de círculos, corporaciones, gremios nacionales y cámaras de comercio frente a esa destrucción de la industria, mirando para el otro lado, calladitos o simplemente haciéndose los de la vista gorda, porque ni un pronunciamiento sobre el particular ni un comunicado ni una alerta o llamado ciudadano. No miremos tan lejos, para darnos cuenta que en Ibagué y Tolima la actitud de los líderes camerales y gremiales es algo pusilánime con el sector. Parecen más pegados de la Feria aquí o allá, y la plata que les dé la Gobernación, la Alcaldía, el Ministerio de Comercio para hacerla y echar globos al conjugar solo verbos en futuro año tras año en cuanto a posibles ventas, estimado de millones para comercializar, contactos de negocios futuros, es decir, todo en infinitivo nadita en concreto, de que se venderá o comercializará tanto por tanto y punto.

No sabe uno si sentarse a reír por la desfachatez de estos “líderes” gremiales o sentarse a llorar por su apatía. Claro, cuando ya el problema se desborde y no haya nada que hacer ni siquiera como presionar al Gobierno, y lo de Fabricato sea un efecto dominó sobre todo el país, a su muy acostumbrado estilo Pilatos se lavarán las manos y dirán que el problema fue solamente del sector público, porque ellos son supuestamente inmaculados.

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