Las frases célebres del Papa ‘Pacho’

Nelson Germán Sánchez

–Gersan-

Sin duda la visita del papa Francisco es el gran acontecimiento del año en Colombia. Nos dejó muchas lecciones, reflexiones y enseñanzas a los colombianos, que esperamos nos ayuden a ser mejores seres humanos y construir una mejor sociedad, más justa y equitativa como sin duda nos la merecemos los de hoy y los colombianos del mañana.

Como seguramente usted lo hizo, amigo lector, aquí están las que son para mí las mejores frases del sumo pontífice en su paso por nuestro país. Espero que usted haga las propias, las complete, las enriquezca y sobre todo las convierta en una pequeña guía de reflexión e interiorización personal:

“Acostúmbrese a adorar a Dios. No se puede servir a Dios y el dinero. No hay que apegarse a intereses materiales: el diablo entra por el bolsillo. Los obispos no son técnicos ni políticos, son pastores. La Iglesia es ‘zarandeada‘ por el Espíritu para que deje sus comodidades y sus apegos. La renovación no nos debe dar miedo. En este momento de la historia, los sacerdotes y jerarcas eclesiásticos son interpelados por un clamor de hambre y justicia.

Involúcrense más con los desfavorecidos, aunque para algunos eso parezca ensuciarse y mancharse. Tenemos que estar atentos porque la corrupción en hombres y mujeres que están en la Iglesia empieza poquito a poquito. El veneno de la mentira, el ocultamiento, la manipulación y el abuso al pueblo de Dios, a los frágiles y especialmente a los ancianos y niños, no puede tener cabida en nuestra comunidad.

Las vocaciones de especial consagración mueren cuando se quieren nutrir de honores, cuando están impulsadas por la búsqueda de una tranquilidad personal y de promoción social, cuando la motivación es ‘subir de categoría’, apegarse a intereses materiales, que llega incluso a la torpeza del afán de lucro. La renovación supone sacrificio y valentía. La Iglesia no es una aduana. La Iglesia tiene las puertas abiertas.

Es hora de enseñarles a los mayores a perdonar, para que dejen el lastre del odio. Los jóvenes no solo tienen la capacidad de juzgar y de señalar desaciertos, sino también de comprender. Comprender que incluso detrás de un error -porque el error es error y no hay que maquillarlo- hay un sinfín de razones y de atenuantes.

Tengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Nadie se las podrá quitar. No se la dejen robar, cuiden esa alegría que todo lo unifica en el saberse amados por el Señor. Tienen la tarea de ayudar a dejar atrás lo que nos ofendió. De mirar adelante sin el lastre del odio, porque los jóvenes hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda la Colombia que quiere crecer y seguir desarrollándose.

Ayuden a sanar los corazones. Vayan adelante, no tengan miedo, con una sonrisa nueva y solo así se animaran a descubrir el país que se encuentra detrás de las montañas. No se dejen enredar por historias viejas y miren con extrañeza “cuando los adultos repiten acontecimientos de división simplemente por estar atados a rencores”. No se dejen oprimir por las dificultades, que la violencia no los derrumbe y que el mal no los venza. Por eso los invito a afianzarse en el Señor, que es el único que nos sostiene y alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz.

La juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Los jóvenes tienen el potencial necesario para construir la nación que siempre hemos soñado. Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la Iglesia; en su caminar y en sus pasos adivinamos los del mensajero de la Paz, de aquel que nos trae noticias buenas. Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono.

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