Dietas de medios

Nelson Germán Sánchez

Lapidaria fue la afirmación del dos veces ganadora del premio Pulitzer, Steve Coll, decano de periodismo de la Universidad de Columbia, en su paso por el país. “La gente va a tener que decidir por ella misma si quiere estar bien o mal informada”.

Esto, a propósito del debate que sigue abierto sobre las llamadas noticias falsas o ‘fake news’ y el daño que hacen a la sociedad hoy a través de las redes sociales, que aparecieron para alterar el consumo noticioso. Aunque el público de hoy está medianamente bien informado, pero igual está al vaivén de todo el contenido basura y falso de las redes.

El problema del periodismo, dijo Coll, en sus intervenciones ante medios, será aprender a lidiar con la confianza que se debe construir en el público con base en fuentes confiables de noticias, que parece la batalla perdida.

Se debe seguir trabajando en hacer buenos trabajos periodísticos que la gente reconoce y cree porque vienen de una buena reportería, que asegura gran cantidad de fuentes confiables. Pero, tener la claridad de cuál es la dieta de medios que están consumiendo los jóvenes y cómo esta afecta lo que entienden del escenario público y político es un reto mayor, porque sin entender cómo las nuevas generaciones o los millennials consumen noticias a través de las redes sociales, todo esfuerzo será un fracaso.

Lo anterior, acompañado de una legislación que regule plataformas y redes sociales en que se difundan noticias, para estar a la par del avance de la inteligencia artificial que, a través de algoritmos, es cada vez más refinada para construir noticias falsas con apariencia de verdaderas. Tal cual como ya se exige en algunos países europeos a Facebook o Google ante la distribución automatizada de información.

Igual se requiere alfabetizar al público frente a reconocer las fuentes confiables de información, ¿pero cómo hacerlo? Si esa alfabetización mediática es parte del enorme escollo moderno por superar; además, no es nada nuevo, intentos ya se han hecho, pasa que hoy las ‘fake news’ y su capacidad de propagarse por las redes para influenciar campañas políticas o generar simpatías sobre ciertas corrientes ideológicas son el pan diario.

Es perentorio enseñar desde la escuela, el colegio y reforzar en la universidad el aprender a consumir medios de información, tener una buena dieta mediática, evaluar noticias, identificar fuentes confiables. Hoy es más que necesaria y urgente esa labor.

Claro que a ello también se antepone una verdad de a puño señalada por el ganador del Pulitzer: la gente se está informando sobre lo que quiere o toma las noticias desde su orilla ideológica o de creencias; tal vez, debido a que no conocemos la historia, las normas, las leyes ni culturalmente quiénes somos o de dónde venimos. También, a que estamos en un mundo cada día más polarizado, que responde a liderazgos gamonalistas, a un comportamiento de tribus o guetos, por lo que se interpreta la información desde el creer, pensar y querer propio, obviando cualquier otra postura.

Y no se ve fácil revertir el cambio cultural estructural generado por la polarización, para llevar al consumidor a un campo unificado de construcción de comunidad en que los medios sean neutrales, ya que la gente, de forma premeditada, ha buscado hasta vivir cerca de quienes piensan lo mismo, comparten valores, opiniones e ideas similares y solo consumirán medios afines o tomarán las noticias desde lo que refuerce su pensamiento.

Como se ve, el reto de periodistas y medios es mayúsculo, por un fenómeno que va mucho más rápido que nuestra capacidad de asimilación y reacción.

Por último, y frente al reciente envío a la cárcel al exalcalde Luis H. por su participación en el descalabro de los Juegos, hoy me duelen más y pienso en el enorme daño hecho a los deportistas, sus familias y la imagen de nuestra ciudad. Esperamos seguir conociendo más nombres y condenas a involucrados. Por ejemplo, saber qué políticos y cuánto presionaron a la Nación para girar las partidas, así cómo quiénes y por qué aprobaron préstamos y endeudamientos de la Administración para dar a Luis H. y sus asesores más platica para esa “fiesta deportiva”. Necesitamos más.

–GERSAN-

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