No vaya allá, te sirven mal

Nelson Germán Sánchez

Loable la iniciativa de la Cámara de Comercio de Ibagué, Fenalco y Acodrés (gremio que agrupa la actividad gastronómica) por fomentar la cultura del buen servicio en la ciudad con la iniciativa “Ibagué te sirve bien”. Se requiere mucho y hay que apostarle para que salga bien porque es en beneficio del comercio y del desarrollo en servicios para la ciudad.

Pero, igualmente bueno, sería promover -en un acto de civismo y cultura ciudadana- que los ibaguereños nos empecemos a quejar de aquellos sitios donde la atención no es mala sino pésima, donde el propósito no es servir si no pensar en el engaño hacia el cliente, consumidor, comensal o beneficiario del servicio o producto.

Creo importante que nos empecemos a ocupar de esas cosas que por tanto tiempo nos han hecho daño, nos generan una terrible imagen y espantan a propios y foráneos haciendo que no vuelvan o se vayan hablando mal de todos, creando unos imaginarios colectivos que nos destruyen.

Muchos hemos tenido esas malas experiencias en la ciudad como por ejemplo la de la estación de lavado y serviteca que está ubicada en el almacén de cadena de la 80 con carrera Quinta. En plural me habían comentado de la experiencia de casi sentirse estafados al pagar una cosa, recibir otra o que lo trataran de embaucar. Lo constaté. Ojalá no sea de esa cadena de almacenes porque la mala fama se está extendiendo como la maleza y vaya que ya nuestra ciudad se le llenó de competencia.

Igualmente, el de un reconocido restaurante de comidas fritas ubicado en plena peatonal de la Tercera, donde usted hace un pedido y en no menos de 45 minutos se lo llevan a la mesa o le avisan electrónicamente que está listo; la demora es insoportable, parecen faltos de atención los dependientes del lugar o que sufrieran de algún virus zombi que les impide acelerar su accionar.

Vayan a una reconocida tienda de ropa para mujer -nada barata- ubicada en un gran centro comercial que tiene nuestra ciudad sobre el eje de la Quinta en la zona de El Jordán y logren hacer parar de su lugar, para que atiendan, a las vendedoras. Usted debe ir a preguntarles hasta la caja. No me caben los ejemplos en este espacio, para dar fe que de la campaña del buen servicio debe ser un propósito colectivo en Ibagué.

El problema claro está, es que con esa doble moral judeo cristiana queremos jugar a la blandura y las buenas formas, a ser recatados, a no a decirnos la verdad entre nosotros con nombre propio mirando a los ojos y sin anteojos, porque eso es mal visto, se considera socialmente mal o generado por el “diablo de la envidia”. Si ese argumento fuera cierto, entonces la gente no podría quejarse y calificar a través de las redes sociales y sus propias páginas oficiales a hoteles, aerolíneas, restaurantes y otro tipo de establecimientos alrededor del mundo que abren sus plataformas para que los usuarios opinen sobre su experiencia y comenten lo bueno, pero sobre todo lo malo para mejorarlo y ofrecer la excusa debida.

Se debe llevar a cabo este tipo de iniciativas sin temores mentecatos de poder decir sobre lo que está fallando, como está fallando, cual y cuándo fue la situación presentada para advertir a los demás ciudadanos, castigar el mal servicio y obligar a los dueños a tomarse el tema en serio. El resto son, como siempre, puras buenas iniciativas pero malas terminativas. Espero que la gente no coma más cuento ni calle ante ese que es un verdadero abuso que se está volviendo parte del ADN en la ciudad. Claro que tampoco se vuelvan en estrategias para hacer daño a establecimientos.

GERSAN

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