¿Periodismo o activismo político?

Nelson Germán Sánchez

A propósito de la reciente conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa establecido por la Unesco en 1993, en concordancia con el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que propende porque todo individuo tenga derecho de opinar y expresarse libremente, es válido recoger algunas conclusiones del pasado encuentro internacional de periodismo llevado a cabo en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

En primer lugar, resaltar lo expresado por el periodista Mark Singer, quien escribe para The New Yorker, y de quien se dice es uno de los periodistas que mejor ha perfilado al actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Singer advirtió que se debe tomar en serio el populismo rampante en la política de hoy o en cualquier sector poderoso en la sociedad, pues a Trump lo puso en la Casa Blanca a punta de insultos y parodias. Un mal que se extiende a ráfagas por el mundo actual, a lo cual los periodistas y medios le hacemos el juego o simplemente no sabemos cómo explicar o contrarrestar porque no lo hemos entendido aún.

Por eso, más que nunca, en estos tiempos se necesita del buen periodismo, de investigación, para evitar seguir haciendo apología de un mundo basado en creencias y darle relevancia al de los datos y conocimientos que enfrente ese frenesí populista impulsado a gran escala por las redes sociales, que son es un caldo de cultivo para ese tipo de posturas irresponsables puestas en marcha por demagogos de la derecha y la izquierda. Se requiere un periodismo que permita avances sociales y no retrocesos.

En ese mismo sentido, la escritora y periodista, Laura Restrepo, señaló que periodistas y medios no pueden perder de vista –y sobre todo estar alerta- frente a que en el mundo hay gente simplemente mala: “Más allá de la creación del malo cultural o educativo”, dijo. Por ejemplo, el narciso que se regodea en el nuevo socialismo o en el nuevo capitalismo que es lo que domina hoy en el mundo, donde las reglas la dicta el juego de egos e intereses particulares que puede llevarnos a todos al desastre.

Es necesario estar vigilantes desde el periodismo y entender que el mundo está en otro momento, uno que evidencia el fin de la llamada era del pensamiento liberal y el inicio del supremasismo, del machismo recargado y del culto al super yo, según el escritor, docente y periodista, Santiago Ocampo; por tanto, es importante estar atentos y no invisibilizarlo ni minimizarlo.

Todo lo cual exige un mayor esfuerzo de aquellos involucrados en crear, procesar o transmitir información al público desde empresas periodísticas, portales informativos o nuevos medios digitales, para ir a la par o quizás un poco más delante de los avances para entenderlos y aplicarlos en la defensa de los principios de libertad de información y opinión consagrados en la carta de las Naciones Unidas, que como se nota, adquiere máxima relevancia en tiempos modernos.

Colombia no es ni mucho menos la excepción, porque tenemos una explosión de uso de redes sociales, informaciones de todo tipo, falsas noticias, verdades incompletas y lo peor, nuevas formas veladas de propaganda política (ideológica) desde el propio periodismo, porque no solo blogs, páginas de Facebook o cuentas de Twitter, sino las mismas salas de redacción parecen llenas no de periodistas, sino de activistas políticos en favor de ideas radicales de izquierda o de derecha, perdiendo de vista el simple ejercicio de imparcialidad informativa de los hechos (más allá de su postura personal), que es lo que nutre la veracidad, el deber y la responsabilidad social de nuestra profesión.

–Gersan-

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