Candidatos ¿y la violencia contra niños qué?

Nelson Germán Sánchez

–Gersan-

Cuando el pasado 14 de mayo escribí una columna sobre “carnicería contra los niños”, muchos me escribieron para decirme “hombre Gersan, eso es un poco exagerado, siempre ha existido”, “no somos una sociedad enferma sino con problemitas”. Otros me indicaron que preferimos era ocultar aquellas conductas que nos avergonzaban, pero nada de enfermos. También, de forma cruda y descarnada me indicaron en sus comentarios cosas como: “Germán a eso no le prestarán atención los gobiernos hasta que no les dé réditos políticos o electorales”; y desafortunadamente parecieran tener razón. Por eso, creo pertinente persistir en el tema. Insistir públicamente -ojalá con el apoyo de muchos de ustedes- con el propósito de que los dos personajes que se disputarán la Presidencia de la República el 17 de junio próximo, asuman como un problema de Estado este asunto y la lucha contra la violencia sexual y de todo tipo que se da contra los niños y amenaza con desmadrarse.

Se trata de asumirlo como lo que es: una aberrante situación que es necesario sacar a la luz pública y volverla parte del debate y sobre todo de las propuestas de Gobierno para los próximos cuatro años. Es grato ver últimamente que en editoriales de diarios nacionales, así como tímidamente en espacios de debates radiales y televisivos el tema toma relevancia.

No es de poca monta que el propio Instituto de Medicina Legal haya entregado hace tan solo cuatro días, impresionantes cifras sobre violencia sexual en Colombia, afirmando que de tales casos nueve de cada 10 son contra menores de edad. Y que en los últimos cinco años se produjeron 12 mil 400 ataques contra niños menores de cuatro añitos. Lo dije desde mi ingnorancia en la materia en la columna de entonces: “somos una sociedad enferma”. Me complace -si el término cabe aquí-, que ahora haya sido el propio director de Medicina Legal, Carlos Valdés, quien dijera públicamente que vivimos en una sociedad enferma. ¿O qué somos al violentar niños menores de cuatro años? ¡Por Dios!

Como si fuera poco se tienen ya identificadas rutas de proxenetismo sexual en Cartagena y Melgar, por ejemplo, o de explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en Bogotá, que fueron denunciadas recientemente al poner al descubierto el método y los sectores donde esa explotación se hace a la vista de todo el mundo con pornografía infantil, trata de personas o matrimonio servil, es decir, una nueva forma de esclavitud.

En cuanto al accionar de la justicia, las cifras de las propias autoridades señalan que en tan solo 17 de cada 100 casos ésta actúa o es efectiva. Un porcentaje muy bajo, teniendo en cuenta que en Colombia hay por lo menos 15 millones de menores de 18 años y cada año se registran en el país un poco más de 10 mil casos de violencia contra ellos, especialmente del tipo intrafamiliar.

Precisamente surgen preguntas para reflexionar en esta sociedad enfermiza en la cual nos movemos, ¿por qué es precisamente en los hogares, en el colegio o barrio donde más se ataca a los menores? ¿Por qué son precisamente familiares, amigos, vecinos o conocidos los victimarios? Hay mucho por hacer, pero un inicio es hacer el tema más invisible. También, presionar para que quienes ostentarán la administración del Estado en el próximo cuatrenio lo tengan como prioritario, que lo hagan explícito en sus agendas públicas y planes de Gobierno. Porque a ese ritmo de crecimiento de violencia y abusos, no solo seremos una sociedad enferma en ese comportamiento ruin contra los menores, sino absolutamente inviable en nuestro propio sentido de humanidad. Por eso, qué bueno sería saber qué harán al respecto y qué proponen al respecto quienes quieren llegar a la Casa de Nariño.

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