De fiestas y civismo

Nelson Germán Sánchez

Los ibaguereños y tolimenses hemos tenido unos alegres y bellos momentos festivos la última semana, ad portas de iniciar nuestro tradicional jolgorio de San Juan y San Pedro.

Me refiero a dos actividades ciudadanas, sociales, que aglutinaron y no dividieron, que se convirtieron en referente nacional de una celebración masiva pero sin alteraciones del orden púbico o tragedias que lamentar: la Marcha Carnaval y, por su puesto, la enorme fiesta de calle en la que se convirtió el alcanzar la segunda estrella del campeonato de fútbol colombiano.

Que bien porque esas dos celebraciones nos elevan el espíritu, son una especie de solaz en el alma, una bocanada de aire fresco en una tarde de bochorno de esas que nos empiezan a abrazar en el caloroso solsticio de verano.

La Marcha Carnaval que se hace como un homenaje a la vida, el agua y la defensa del medio ambiente por el Colectivo Ambiental, un grupo de muchas tendencias y matices que reúne estudiantes, universidades, organizaciones sociales y campesinas, y ONGs. Es un buen escenario que más allá de marchar, de mirar las expresiones artísticas que allí se expresan o escuchar a las bandas invitadas, se trata de poder tomarse la ciudad, expresar al unísono que el agua debe defenderse como una convicción dada su importancia para la supervivencia del ser humano. Una larga y multitudinaria marcha que se hace en relativa paz.

Claro, existen algunos lunares como el consumo de cannabis por parte de menores de edad que debe corregirse y hacerse la prevención desde colegios y familias o el basurero en que se va convirtiendo la carrera Quinta, lo mismo que el orinal público en algunas esquinas; todo lo cual se debe mejorar al instalar zonas de baños, pedir a las personas que depositen basuras o sobrantes en las canecas ubicadas en la avenida o, ¿por qué no? Solicitar unos contenedores para ciertos lugares específicos donde la gente deposite las latas, botellas, bolsas, envoltorios, cáscaras.

Igualmente, que las bicicletas vayan cerrando o abriendo la marcha, porque se convierten en un peligro inminente para quienes van en el desfile, sobre todo para adultos mayores y pequeños. El respaldo popular a esta iniciativa y el que hoy día sea un referente nacional de manifestación pública ciudadana en favor del agua no es de poca monta.

La otra enorme fiesta que nos convocó fue la de ayer, la del profe Gamero y sus muchachos, que nos llenaron de júbilo al lograr la hazaña contra todos los pronósticos- incluido el propio- de que no se podría dar la vuelta al marcador y que Nacional se llevaría esa estrella. Pero no, a punta de tesón, disciplina, entender los momentos del partido y algo de suerte se logró el triunfo que nos puso a celebrar.

De nuevo los ibaguereños a las calles, en familia, con amigos en especial a las vías Aeropuerto, Pedro Tafur y la carrera Quinta que se convirtieron en un tapiz vinotinto para vitorear al plantel Pijao que consiguió su segunda estrella del fútbol profesional colombiano en un memorable, sufrido y tensionante partido en la capital antioqueña.

Tal vez parezca poco, pero que la ciudad haya vivido dos acontecimientos públicos masivos en una semana destacándose el buen comportamiento público no solo merece contarse sino reconocerse y aplaudirlo. Es de desear que este comportamiento se extienda para las próximas festividades que tendremos a partir del 20 de junio y se mantenga incluso una vez culmine la jornada electoral del próximo domingo, cuando se conozca si Duque mantuvo la delantera y ganó o se dio la sorpresa por parte de Petro y llega a la victoria.

–Gersan-

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