Personería o Defensoría en operativos de grúas

Nelson Germán Sánchez

Huele a tragedia, se ve la desgracia en el horizonte. La actitud, pero por sobretodo la forma en que el “servicio” de grúas está actuando y tratando a los usuarios va a terminar en calamidad. Ya son varios los incidentes que se conocen a lo largo y ancho de Ibagué, de parte de los usuarios de las vías, las redes sociales y los medios de comunicación, sobre la tensión creciente por los abusos de los operarios, de los guardas de tránsito y los policías.

Ya no es cuento ni exageración ni un mito, la situación se está saliendo de control y los enfrentamientos entre ciudadanos indignados por los abusos y esos servidores públicos es cada día mayor. Los últimos casos se presentaron en la carrera Sexta con calle 39, cerca a un reconocido colegio oficial, el jueves anterior, y en la paralela del Jordán cerca en donde funcionaba una sede bancaria. Botellazos, empujones, amenazas de lado y lado se dieron. No vaya hacer que aparezca en la calentura un arma blanca o de fuego y se desata lo impensable.

No se trata ni mucho menos de justificar a quienes se parquean mal, hacen estorbo sobre las vías con vehículos y motos, pero tampoco de decir que los agentes de tránsito y la Policía son mansas palomas, que llegan con la mejor actitud de respeto y decencia al operativo, eso es una mentira tan grande como la Catedral. Claro algunos sí, hay que reconocerlo.

Es claro que hacen falta agentes, patios propios también, muchos más parqueaderos, eso lo sabe Planeación municipal hace 20 años; igualmente, campañas cívicas y de cultura ciudadana para conductores y peatones; regular las zonas de parqueo, paraderos de buses, de cargue y descargue en sus horarios, eso es de pero grullo y debe hacerse pronto. Pero sobretodo hace falta bajar el tonito de irrespeto y camorra contra el ciudadano de a pie con que llegan conductores de grúas, azules y policías. O ya se nos olvidó que hasta una joven muerta hubo en una vía porque una grúa se atravesó y contra ella se estrelló y murió la jovencita. ¿O se seguirá justificando en el “respeto a la autoridad” que ese tipo de maniobras contra la vida de conductores se den y se vuelvan regla en Ibagué, bajo la nariz de las autoridades? Grave, si ese es el cometido.

Se necesita una pronta reglamentación y un acompañamiento a este tipo de operativos por parte de la Personería municipal o de la Defensoría del Pueblo, para que se frenen los abusos y se merme la provocación contra la ciudadanía de parte de quienes lo realizan, preservando la integridad de los ciudadanos. Pero, igualmente, para que proteja la misma integridad de contratistas y funcionarios públicos que desarrollan los mismos.

Pero una de las causas de esto podría ser la pereza. Pregunta sencilla: ¿Qué se hacen sobre las 6:30 y 9 de la mañana, de las 12 y 3:30 de la tarde y desde las 5:30 y 8 de la noche Policía de tránsito, guardas de tránsito? Se esconden, se van a descansar, hacen pereza. No se supone que sus servicios y horarios deben pensarse de manera práctica y pragmática según la necesidad del servicio y de la movilidad en las vías y no de horario hora nalga de oficina. Se requiere que en esas horas la mayoría esté afuera, en las vías, que sus horarios se acomoden de tal manera para que no se piense en la lógica perezosa de las 8 horas al día, de 8 a 12 y de 2 a 6 pm. Si son policías de tránsito o guardas de tránsito deben acomodárseles horarios de trabajo y de descanso, no que les sirvan solo a ellos si no a la ciudad misma.

Se trata de construir una sencilla matriz que haga coincidir la mayor cantidad de agentes y guardas en las calles con las horas de mayor flujo vehicular. Donde se les respeten por su puesto las horas de descanso y labor que establecen los códigos. Con eso no se violarán ni sus derechos, ni sus logros sindicales, pero sí se contribuiría enormemente a mantener un correcto tránsito y movilidad en la ciudad.

–Gersan-

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