Un Pepe Mujica

Nelson Germán Sánchez

Entre más se lee de la vida de Pepe Mujica, más sorpresa causa el pragmatismo y no el dogmatismo de este expresidente Uruguayo, que sin duda fue capaz de transformar su país en positivo.

No se trata de indagar nuevamente sobre su larga vida de ex combatiente, revolucionario, luchador social, del hombre extendido en el discurso si no de aquel que fue capaz de pasar de la verborrea eterna, las citas bibliográficas, los retruécanos, las palabras altisonantes y las referencias de largos estudios académicos, a la ejecución, puesta en marcha de la ideas y acciones de cambio.

Descubre uno un ser humano que cree en la influencia del ejemplo como motor de transformación de las realidades cotidianas, especialmente en la búsqueda de una vida digna y un sentido de justicia real. Por eso, no es un hombre de izquierda ostentoso, más bien de austeridad, de vivir bien con comodidad y sin afugias. Un poco como desprendido de lo material, lo cual a muchos en el mundo nos cuesta.

Sorprende saber, a lo largo de los libros que se han escribo sobre su vida, que aunque es ateo declarado, no por ello tiene una profunda reflexión filosófica sobre la moral, la ética, lo transcendental y la esencia del ser humano. Es más, es un convencido de que desde el momento mismo en que el ser humano, en especial en estos últimos años, dejó de lado la religión y la filosofía, eso lo tiene metido en el camino de la no reflexión y de no encontrar el sentido de la vida, colocándolo en el borde del deshumanismo.

Lo cual demostraría la profunda crisis de valores por la cual atraviesa el mundo en pleno agrietamiento del viejo modelo capitalista, que obliga a reformular y replantearse ideales de vida, tarea que no es para nada fácil.

Así como mejoró el nivel de vida para sus compatriotas uruguayos sin esas fórmulas fantásticas, erróneas y torpes de otros modelos políticos del continente como el venezolano, también se ha dedicado a tratar de implantar en el mundo una especie de silenciosa y tranquila revolución que permita otras miradas y discusiones sobre la guerra contra el narcotráfico, la legalización de la marihuana, el aborto, el matrimonio igualitario, entre muchos otros, tratando de impulsar una especie de mundo distinto.

Conocer más y más de este político lo hace a uno preguntarse sobre el panorama de “líderes” políticos de nuestro país, que parecen más preocupados por las formas que por el fondo. Se desviven por ser matriculados de derecha o izquierda, pero sin un sentido real de lo social.

Ve los mismos con las mismas, haciendo lo mismo, gritando sobre las mismas pamplinadas, sin apropiarse de temas evidentemente transformadores para el país que lo catapulten; es más, en una situación tan delicada como la que atraviesa el sistema nacional de educación superior pública por su desfinanciación, no pasan nuestros “líderes” de unas cuantas declaraciones, algunas salidas a medios de comunicación a contestar u opinar, pero nada que conlleve a salidas viables y alternativas para ampliar la cobertura, mejorar la calidad de la enseñanza que allí se imparte, dotarlas de moderna infraestructura y ponerlas a la vanguardia en tecnologías de información y comunicación. No se quieren salir de sus propias agendas y discursitos porque no tienen de dónde dar propuestas sustentadas, estudiadas, argumentadas e investigadas que se conviertan en soluciones audaces y, por eso, prefieren mantenerse en el bochinche diario que pueden manejar desde sus zonas de confort.

Pero bueno, soñemos con que algún día tendremos a un gobernante si quiera con el 10 por ciento del talante y talento de Mujica.

–Gersan-

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