El 24

Nelson Germán Sánchez

Ya que hoy es 24 de diciembre y en nuestro país y algunas partes del mundo católico-cristiano se celebra este día, deberíamos pensar en hacer 24 cosas que nos dé solaz, buena energía. Que nos saquen de la rutina de la celebración, nos permitan sonreír con el alma. No porque el 24 sea un número místico, mágico o exotérico, sino, simplemente, para que le agreguemos a este 24 algo nuevo que nos permita un respiro en nuestro cuerpo, mente y espíritu. Aquí algunas sugerencias:

Por qué no vas a un lugar de tu ciudad o municipio donde no hayas estado, el que sea, a conocerlo o contemplarlo.

Ayuda a un extraño a cruzar la calle, a cargarle una bolsa del mercado, encontrar una dirección o lo que se te ocurra sin esperar nada a cambio.

Data un momento para estar solo, disfrútalo y aprecia el estar cómodo contigo mismo sin nadie alrededor.

Métele mente a viajar, pero sin armar ningún plan, sin itinerarios ni costos.

Aprende a vivir con lo mínimo, para apreciar más lo que tienes y ganas. No pienses con la obsesión de gastar y consumir hoy.

Si te queda tiempo, ofrécete a trabajar medio día o dos horas en algún oficio que no hayas hecho para desarrollar paciencia y humildad.

Haz una reflexión en un sitio público sobre un tema que te interese (la paz, el amor, la Navidad, la familia) por algunos minutos, sin pena al qué dirán. Perderás el miedo a muchas cosas.

Trota, camina, monta en bici, juégate un partido, nada para oxigenar la mente y el cuerpo. Si es lo tuyo, pues baila así no sea de noche; ármate la rumba -sin alcohol- en la tarde o la mañana, invita a quien te siga el paso y alguien que te enseñe nuevos.

Como el número es 24, podrías llamar o escribirle a esas 24 personas que no ves o de las que no sabes hace rato. Primos, tíos, amigos, ex compañeros de estudio o trabajo, antiguos vecinos.

Consiente un momento y habla –sí habla- con algún animalito, para aumentar tu felicidad. Medita un rato en un parque, bosque, zona verde o rural, dicen que así se limpia el espíritu, como ritual. Date unos minutos para orar, rezar o conversar con Dios o en lo que creencia positiva que tengas.

Salta laso en la calle, juega a la golosa un rato, canicas, trompo, yoyo, toca un instrumento si lo sabes hacer.

Invita a un grupo de amigos o familiares a un tinto en la tarde antes de la festividad o hazles un almuerzo comunal, un sancocho, un caldo de papa, asado, algo que no te salga costoso y te permita compartir, recordar y reír. No solo se tiene que esperar a una Cena de Navidad cara, etiquetada, glamurosa, con la pinta o por la noche en la parranda para hacerlo. Ese será un buen rato de esparcimiento. O haz cosas “cool” que te den tranquilidad este día.

De mi parte, feliz Navidad para todos. Deseo que solo cosas buenas, extremadamente buenas, lleguen a sus hogares a partir de esta noche. No olviden a agradecer a Dios, la vida, su esfuerzo, la familia y todos que los apoyan a diario.

–Gersan-

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