El Sol que abraza... y nos sofoca

Nelson Germán Sánchez

En los últimos tres meses se han perdido bajo el fuego cerca de 12 mil hectáreas en el departamento del Tolima y las autoridades regionales han hecho público que se sigue bajo alerta naranja debido a los casi 400 incendios presentados hasta hoy.

En tan solo un fin de semana se tienen reportes de hasta 20 conflagraciones según la Dirección de Riesgo del Tolima. Este que acabamos de pasar, por ejemplo, en mayor o menor proporción seguían activos incendios en los municipios de Ortega, Chaparral, Coyaima, Prado, Suárez, San Luis, Coello, Venadillo y Carmen de Apicalá. Aún están frescas las imágenes de las enormes llamas por toda la vía Neiva-Natagaima o la que comunica a Chicoral con Ibagué y del fuego que avanzaba hacia la planta de Cemex en Payandé.

Lo más preocupante es que según el Ideam, en el departamento del Tolima el riesgo de incendios está en 36 de los 47 municipios, por la cobertura vegetal seca en zonas de bosque, pastos o cultivos. Precisamente de esto último debemos ser conscientes, ya que es necesario pedir prudencia a los agricultores del departamento frente a que eviten a toda costa hacer quemas que por las altas temperaturas y condiciones del terreno se salen de control causando la tragedia ya vista en fauna y flora.

Es absolutamente necesario que las administraciones locales en compañía de la autoridad ambiental regional prohiban realizar quemas a cielo abierto de cualquier tipo, no solo para zonas de cultivos sino para la basura o para la hojarasca en patios y casas, porque cualquier chispa puede ocasionar una emergencia.

Ahora más que nunca se requieren jornadas de siembra de árboles en distintas zonas del departamento, así como de más áreas de protección de la cobertura vegetal; que sean adquiridos predios en las partes altas de las cordilleras, se pongan límites reales y cumplibles a las fronteras agrícolas cerca a páramos o líneas montañas, así como que se adquieran miles de hectáreas cerca a cuencas o nacimientos de ríos y quebradas. No es este un hecho aislado ni se debe generar tampoco una alerta catastrófica, pero lo que sí está en juego es la supervivencia misma de nosotros y nuestras futuras actividades comerciales, si luego de esta ola de voraces incendios (apostaría lo que sea muchos causados por manos criminales o irresponsables), se nos vinieran prolongadas sequías producto de montañas resecas por el fuego, arrasadas por cultivos o falta de vigilancia real de las autoridades locales, regionales o nacionales sobre zonas de protección y reserva.

Esta sofocante realidad, porque los incendios calientan más el aire, abre un debate serio, ahora que estamos en temporada electoral, en cuanto a cuáles son las propuestas sobre protección del medio ambiente y de agua de los candidatos a las alcaldías y la Gobernación del departamento, qué tanta importancia le dieron en sus propuestas, cómo las llevarán a cabo, si tienen la claridad y el conocimiento sobre la importancia del tema. También, que es una opción real para promocionar y crear empleo alrededor de cuidar los recursos naturales con guardabosques, guías ambientales, familias protectoras, enganchar profesionales en distintas áreas desde la biología hasta las ciencias naturales, quienes generen estrategias sociales para sensibilizar y concientizar a los habitantes de las zonas rurales y urbanas de una coso obvia y cierta, pero que a veces se nos olvida: Sin agua no hay vida. Sin agua no existen posibilidades de progreso, desarrollo, confort, bienestar ni nada de nada.

Por ahora use gorra, sombrero, sombrilla, protector solar y cargue termo de agua (no use tanta botella) porque esto va para largo. Parará unas semanitas y luego vendrá con mayor intensidad. Se está cumpliendo el Bunde: “Este canto es sol que abraza”. ¡Ah!, y recuerden que las lluvias que vienen serán más cortas pero torrenciales.

–Gersan

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