Hurtado y Orozco, háganlo por Ibagué

Nelson Germán Sánchez

Creo que la expectativa que todos tenemos en esta capital es que los próximos cuatro años sean de progreso, renovación urbana, ampliación de perímetros, nuevas obras públicas para la capital del departamento del Tolima con todos los beneficios que ello trae.

Beneficios tales como generar más fuentes de empleo, contratar mano de obra calificada y no calificada, sectores comerciales y de servicios que se pueden expandir a zonas nuevas de la ciudad, etcétera. Una verdadera ciudad en remodelación y reconstrucción con más intersecciones viales, nuevas calles y carreras, avenidas que la circunden, un sistema semafórico moderno y acorde a las necesidades, así como más andenes, caminos peatonales,  ciclorutas y más parques y zonas verdes.

A la par, una ciudad que potencialice su oferta universitaria como un factor determinante para atraer a los estudiantes colombianos, así como mayores apuestas por renglones de la llamada hoy economía naranja, impulsando mayor innovación y creatividad en los jóvenes, emprendedores y microempresarios de sectores como las artes gráficas, el diseño de modas, el corte  y la confección, productos alimenticios de todo tipo, así como posibles servicios en diseños digitales, virtualización de estos y sus comunicaciones para esos rangos. 

Del turismo ya mayoritariamente lo que hay que hacer esta dicho: infraestructura de acceso a los atractivos, visibilización y promoción de los mismos, acompañamiento a la cualificación de las ofertas, bilingüismo y mucha promoción. Esto como primera escala para dar pelea por el llamado mercado de la capital, que es el paso previo para que en uno tres o cuatro años se haga la apuesta cierta por la atracción de turistas internacionales, para lo cual el bilingüismo para prestadores de servicios es crucial y en eso hasta ahora hay más carreta que realidad. Así lo muestran tanto las cifras locales como las nacionales del Ministerio. Un gran atraso.

Por tanto, lo que hay que pedirle y esperar tanto del alcalde electo de Ibagué, Andrés Hurtado, como al gobernador entrante, Ricardo Orozco, es que presenten rápidamente la agenda Ibagué-Tolima, las obras y proyectos en los cuales trabajarán de manera conjunta; que las incluyan en sus respectivos planes de desarrollo y comiencen trámites administrativos y legales, conformación de equipos técnicos y lleno de fichas procedimentales para que ganen tiempo en los mismos y así la ciudad se ponga en obra desde el primer semestre del año 2020.

Lo que esperamos es que al ser del mismo partido político, haber hecho la campaña juntos, pertenecer al mismo grupo electoral y tener un jefe único como lo es el actual gobernador Óscar Barreto, pues ni atrasos ni demoras ni exigencias superfluas ni choque de egos ni impedimentos,  intereses políticos o personales para adelantar obras o iniciativas en la ciudad se presenten.  Es de verdad un momento histórico y bien interesante porque la más beneficiada sería Ibagué y sus habitantes al darse un proceso dinámico como esos y de presentarse sin contratiempos. Para ellos es sin duda un enorme reto personal y político.

Ese sí sería un verdadero regalo, un aguinaldo decembrino bien importante es este tiempo en que se esperan buenas noticias. Además, un catalizador real frente al creciente e imparable descontento social que cada día se siente más y más en el país y en las calles de la capital tolimense no es diferente si no crece como bola de nieve.

Hay que desearle suerte y pulso tanto a Hurtado como a Orozco, que sus equipos den la talla y tengan el compromiso y la actitud real de servicio para mejorar la calidad de vida en nuestra ciudad. Desearles lo contrario sin que ni siquiera empiecen sería mezquino. Y lo que todos necesitamos en estos momentos son buenos gobiernos por el bienestar general. No más divorcio entre la Gobernación y la Alcaldía como sucedió hasta hoy. 

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