El arte como instrumento

Benhur Sánchez Suárez

Marco Alejandro Rico Salas ha logrado configurar un lenguaje personal con el que expresa su posición en el mundo. No porque el arte tenga como objetivo resolver los álgidos problemas de la especie humana, sino porque el artista aporta una mirada refrescante, lúcida, de la condición humana, en momentos en que a la sociedad le urge definir su vocación existencial en medio del caos.

Es desde la visión del artista como se establece esa relación con sus contemporáneos y abre la perspectiva del entendimiento al fijar a través de la imagen su necesidad apremiante de identificación en la compleja estructura de la sociedad.

Es evidente que Marco Alejandro se esfuerza por hacer comprender cuáles son los desajustes de la sociedad desde su elaborada y laboriosa conformación de un universo de imágenes propias con las que se identifica el espectador.

De esta manera la naturaleza, la represión a la expresión del descontento, el deterioro de la condición humana que se evidencia en la política, en lo social, en lo económico y en la destrucción de los valores más caros de la sociedad, son los temas que palpitan en sus telas.

Grandes áreas que resumen para el espectador, con su particularísimo estilo, eventos en que la humanidad rosa el peligro de su destrucción, seres angustiados que se desplazan en el espacio indeterminado del lienzo, evocación de formas y hechos en los que palpita con toda su realidad una sociedad descompuesta.

El arte es un instrumento que le sirve a Marco Alejandro para sentar su posición frente al mundo. Es una actitud política y aunque no marca discursos para abrir el entendimiento sí genera la inquietud de ser algo o alguien en el complejo entramado de la sociedad.

Influenciado a mi juicio por los razonamientos estéticos de Carlos Granada (q.e.p.d.), renueva principios de identidad para una sociedad obnubilada por el consumo y la avaricia, sin ayer ni mañana, sólo un hoy de frenesí en que la destrucción y el olvido parecieran ser el objetivo de la humanidad.

El propio Marco Alejandro nos explica sus motivaciones:

“Expongo estos temas para evidenciar en qué mundo estamos, para representar el sin sentido aludiendo a temas como el poder, la contaminación, la tortura, la impunidad, el petróleo, los desplazados, la inseguridad, las epidemias, la superpoblación, ‘el amor’, la ideología, el ruido, el caos, como fenómenos contemporáneos de autodestrucción que me hacen pensar en la frase de Cioran que dice ‘El hombre debe desaparecer’”.

Su obra está expuesta en la sala de exposiciones Darío Jiménez del Centro Cultural de la Universidad del Tolima, que cumple la labor de hacer visible el pensamiento de los artistas tolimenses que de otra manera poca oportunidad tienen de comunicarse con su público.

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