Lo que no me gusta

Benhur Sánchez Suárez

En 1990 apareció, editada por Anagrama, la primera edición en español de la novela ‘Los restos del Día’, cuya publicación originaria en inglés había aparecido en Londres en 1989, y fuera llevada al cine como ‘Lo que queda del día’, en 1993.

Esta novela de Kazuo Ishiguro llegó a mis manos en 1995. Como siempre me sucede, se me presentó el conflicto entre las imágenes ya decididas de la película (el mayordomo era Anthony Hopkins, por ejemplo, y no otra cara) y mi lectura de la novela. Igual con el paisaje. O con Emma Thompson, en su papel de la señorita Kenton.

Ese condicionamiento frente a la creatividad de la lectura me molestó. Debí haber entendido que tanto el cine como la literatura son dos géneros artísticos distintos y manejan lenguajes diferentes.

Tal vez por eso la novela no me pareció tan transcendente, como lo era para la crítica avezada internacional. Me pareció lenta y descriptiva, decimonónica, aunque escrita con un lenguaje sugerente.

En 2005, con la edición del Círculo de Lectores (hoy sólo Lectores, aunque Oliverio sigue proveyéndome de algunos libros) tuve la oportunidad de acercarme a ‘Nunca me abandones’, también del Nobel Ishiguro. Es una novela cercana a la ciencia ficción, aunque encontré algunos pasajes bastante inverosímiles, que hicieron que la historia contada se cayera de mi imaginación.

Pues bien. Ahora resulta que Kazuo Ishiguro ha sido designado Premio Nobel de Literatura 2017 y, por supuesto, se han destapado los innumerables conocedores de su obra.

La verdad, yo ni siquiera sabía que estuviera nominado. Ya estaba resignado a que fuera Haruky Murakami, que no me gusta para nada. También sabía que Paul Auster, a pesar de su maravillosa narrativa, no sería el agraciado.

Eso pasa con el Nobel. Muchas veces premian lo que no nos gusta. No que sean malos escritores, aclaro. Y aunque sé que no se debe comparar, porque son distintos los contextos, sus lenguajes y, por supuesto, sus culturas, no puedo poner en el mismo plano, en este caso del Nobel, a Kaxuo Ishiguro con Mo Yan, Doris Lessing o Alice Munro, menos con Gabriel García Márquez.

Pienso que releeré las ya mencionadas novelas por si alguna ligereza de mi parte haya sido el motivo de mi falta de pasión por su obra. Por mi ansiedad de lector también me llaman la atención, entre otros libros suyos, ‘Los inconsolables’, 1995, y ‘El gigante enterrado’, 2015. Aunque Kazuo Ishiguro no sea, en realidad, un autor de mi predilección.

Repito que han premiado un autor que no me gusta.

Por ahora invertiré mi tiempo en ‘4321’, de Paul Auster, un mamotreto que promete diversión y muchas otras sensaciones.

Esa es la magia de la lectura.

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