Realidad, siempre la misma

Benhur Sánchez Suárez

Mientras Bogotá disfruta del Festival Iberoamericano de Teatro con los montajes internacionales y nacionales de la escena contemporánea, y sus múltiples escenarios copan expectativas y deseos de un público expectante, nosotros también tenemos muestras de esa imperecedera actividad que nos permite un escape en la cotidiana lucha por vivir.

A cuento esto porque el sábado pasado asistimos al teatro de la EFAC, Escuela de Formación Artística y Cultural de Ibagué, para presenciar la puesta en escena de la obra “El resistible ascenso de Arturo Ui”, a cargo de del “Teatro Títeres La Carpa”, bajo la dirección de Hugo Manuel Barrero.

La obra, del dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898-1956), toma como pretexto el conflicto de las mafias de Chicago en la década de los años treinta del siglo XX para establecer una parodia con Hitler y su ascenso al poder en la Alemania Nazi. Los hechos son históricos, por decirlo así.

Brecht escribió esta obra en 1941 y sólo fue estrenada en 1958, y desde entonces adaptada en múltiples escenarios alrededor del mundo.

A pesar de representar hechos de la primera mitad del siglo XX, la puesta en escena que ha realizado el grupo en Ibagué identifica hechos recientes, que son de fácil identificación por parte del espectador.

La lucha por el poder, las estrategias políticas, las triquiñuelas de los mafiosos, los múltiples asesinatos, el exterminio del opositor, la ambición de dominio, la corrupción, hacen que el ascenso de Ui al poder, sea una parodia muy bien lograda y un espejo de nuestra realidad. Esto quiere decir que la adaptación y el montaje, a cargo de Hugo Manuel Barrero, ha sido acertada y suficiente.

Si para Brecht en su visión de Chicago de la década de los 30 el “coliflor” fue símbolo de una guerra despiadada, para nuestro caso la “arracacha” es nuestra identificación. Ambas guerras parodian la realidad como una parábola que retrata a la perfección nuestra forma de ser y nuestros padecimientos.

La escenografía es sobria pero eficiente. La iluminación oportuna y efectiva. La actuación de los integrantes del grupo es apropiada, su vestuario es acorde a la personificación de los protagonistas, las máscaras son encantadoras.

Sólo advertiría que el grupo trabaje un poco más la voz. Tal vez me pareció monótono el mismo nivel del sonido de la voz. No es igual hacer una arenga o discurso, gritar en una plaza pública, dialogar privadamente. La modulación de la voz para cada caso es indispensable en aras de la verosimilitud. Por más parodia y caricatura que pretenda ser el conjunto debe ser lo suficientemente convincente para motivar la reflexión.

Mi invitación es apoyar a los actores, al grupo y a la EFAC para que progrese la dramaturgia en Ibagué. Vayan a teatro.

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