Aventura, historia e imaginación

Benhur Sánchez Suárez

Si hablamos de aventuras que no tengan mucho que ver con la fantasía sino con la historia y la realidad, debemos leer una novela que es un cúmulo de ellas, pero cuyo ensamblaje y puesta en escena para la escritura es completamente ficcional. Es decir, existió así pero no es así.

El personaje está enriquecido por la literatura. Se trata de “Benjamín se fue a la guerra” (2019), del escritor colombiano Carlos Orlando Pardo.

Lo importante de esta novela es su ensamblaje, porque la recuperación de la memoria regional, nacional si se quiere, que en el recuerdo siempre es caótica y diversa, acá es ordenada, metódica, como lo hace con paciencia un relojero, paso a paso, hasta la recuperación final. Y su aceite es el lenguaje.

El lenguaje escrito procede del lenguaje oral y en Carlos Orlando se comprueba cabalmente. Leer esta novela es sentarse a escuchar la historia de un personaje real pero que habita en la realidad el reino del abandono.

Es una novela de personaje. Es su ciclo vital completo trasladado a la escritura, viaje en el cual asistimos a dos guerras mundiales, a su desempeño como espía en Rusia, a su participación en varios conflictos por territorios en Europa y Asia como miembro de la Legión de Honor Francesa.

Por eso es aventura. Es increíble que un colombiano llegue a ser miembro de tan selecto cuerpo militar, después de cumplir con los requisitos para lograrlo, que no son pocos ni tan fáciles. Por eso ahora es novela. Y de la mano de un gran autor.

Benjamín Echeverry fue ese tolimense, del Líbano, que desde su infancia soñó con ir a París y un buen día escapó al mar para llegar a Francia y comenzar ahí todo un cúmulo de sucesos que, unos con otros, forman su vida real y su vida novelesca. Cuando se pensiona con la Legión de Honor regresa al Tolima, funge de vendedor por varios pueblos de la región, y termina su periplo en Ibagué.

Es notable la manera como Carlos Orlando Pardo va tejiendo la historia desde su visita inicial al pensionado en Ibagué, hasta recuperar crónicas y noticias en sus entrevistas con el héroe. Tiene la magia de hacer ver el lenguaje oral como lenguaje literario porque los temas los “calienta hablándolos”, contándolos, hasta llevarlos al papel.

Para quienes lo conocemos sabemos del crecimiento de sus temáticas. Quienes no, la lectura les entregará la exuberancia de su lenguaje.

Así es como, a través de esta novela, sabemos de Benjamín Echeverry. Así es como se rescata una vida que fuera trascendental con cada hecho vivido y ahora se renueva al repetirse en la escritura vertiginosa del autor.

Y con el aditivo ineludible de la imaginación.

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