“Mucho trabajo por delante”, dijo Uribe

Las declaraciones de Miguel de la Espriella en la entrevista que le hiciera Cecilia Orozco Tascón en El Espectador el domingo 7 de octubre, me dejan como ciudadano y miembro que fui de la campaña de Álvaro Uribe Vélez a la Presidencia en el 2002, las siguientes claridades:

1) El verdadero interés de Miguel de la Espriella era agenciar los intereses del subjúdice Salvatore Mancuso. Trabajó para los intereses de Mancuso y no para los ejes programáticos de la campaña independiente de PRIMERO COLOMBIA.

2) De la Espriella no asimiló ni hizo suyo el mensaje que consistentemente divulgó el entonces candidato Uribe, en público y en privado, en el sentido de que su política de seguridad democrática apuntaba a un país sin paramilitarismo, sin guerrilla y sin narcotráfico, con apego a la ley y garantizando los derechos humanos.

3) Que el entonces candidato Uribe, aún confiado como es, no cayó en la celada que le tenía preparada de la Espriella para reunirlo con Mancuso. Me imagino a de la Espriella ufanándose ante Mancuso de que le iba a llevar al candidato a sus propios predios. Se quedaron todos con los crespos hechos: de la Espriella con sus jactancias y Mancuso seguramente con filmadoras y micrófonos instalados.

4) Que los supuestos aportes de Mancuso a la campaña presidencial de Uribe de 60 mil camisetas estampadas, para un total de $240.000.000 y unos apoyos en transportes, no constituyen prueba para la acusación e incriminación que quieren hacer a Uribe con su declaración. Muchos fuimos los colombianos que espontáneamente imprimimos nuestras propias camisetas y prestamos nuestros propios transportes sin pedir nada a cambio al futuro Presidente, diferente a que ejerciera el mandato de liderar la seguridad democrática.

En contraste con testimonios agenciados por personas incursas en problemas con la justicia como de la Espriella y Mancuso, quiero yo, persona sin deudas con la justicia, compartir este testimonio para mostrar al Uribe que yo conozco y cuya imagen quieren mellar sus enemigos:

En Puerto López, Meta, estuvimos con el candidato en el segundo semestre del 2001 unas horas de una tarde, después de haber visitado el mismo día, en horas de la mañana, Granada, Meta, en los mismos límites de la zona de despeje, para entonces vigente.

En Puerto López el candidato conversó con un auditorio de centenares de hombres y mujeres campesinos humildes, en los que se percibía simpatías y/o resignación con el fenómeno paramilitar que campeaba en la zona.

Uribe fue enfático y claro al decir en medio de esa comunidad, con sus líderes y jefes incluidos, que su propuesta de la seguridad democrática era con estricto apego a la ley, honrando los derechos humanos y sin paramilitarismo. Todos aplaudieron. En el avión de vuelta, el candidato nos dijo a Roberto Camacho Cortés, entonces gerente de la campaña en el Meta, y a mí: “Hoy visitamos dos zonas de despeje, donde el común denominador es que no hay Estado. Tenemos mucho trabajo por delante”.

Credito
ALFREDO SARMIENTO NARVAÉZ

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