Competitividad del Tolima: Un reto para todos

Alfredo Sarmiento Narváez

La medición de competitividad de un territorio apela a un conjunto

de variables que, combinadas entre sí, arrojan una batería de indicadores que permiten hacer una lectura cuantitativa, esto es, una fotografía estática sobre lo que acontece a ese hábitat en un momento puntual del tiempo.

La forma en que una comunidad interpreta esas cifras cuantitativas, las hipotéticas causas pasadas que intentan explicar por qué la foto llegó a ser como es, la descripción de sus rasgos presentes y los retos que se sugieren para el futuro, constituyen narrativas con las que una comunidad se lee a sí misma en relación con sus potenciales y actuales circunstancias específicas frente al desarrollo.

Al mirar diferentes fuentes de información como Terridata (sistema de indicadores departamentales y municipales del Departamento Nacional de Planeación), o el recientemente publicado estudio del ‘Índice de Competitividad de Ciudades’ del Consejo privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, es menester decirlo, el Tolima y su capital, quedan frágilmente ubicadas al lado de otras regiones y otras ciudades.

En el ‘Índice de Competitividad de Ciudades’, que integra comparativamente 4 factores (condiciones básicas, capital humano, eficiencia de mercados, ecosistema innovador), Ibagué (municipio con mejores indicadores de competitividad comparado con otros del departamento) ocupa el puesto 16, justo debajo de Villavicencio, 5 puestos por debajo de Neiva, 6 por debajo de Armenia, 8 de Pereira y 10 de Manizales.

Por pilares específicos (son 12 desagregados entre 4 factores), la tendencia en varios de ellos es a estar por debajo de Neiva, Armenia, Pereira y Manizales, con una caída estrepitosa al último lugar en el pilar de sostenibilidad ambiental donde se miden variables como gestión del riesgo, calidad del agua y certificación ambiental de las empresas. En temas de educación básica, media y superior, levemente Ibagué supera algunas de las ciudades anteriores (Neiva es el primero en temas de educación básica y media), pero en general, ocupa lugares medianeros en todos los demás pilares.

Una posible interpretación que dé cuenta de las razones que explican la actual situación de la región frente al tema de competitividad y sus potenciales de desarrollo, remite a la desarticulación y dispersión de esfuerzos entre los sectores privado, público, gremial y académico en Ibagué y en todo el departamento.

¿Qué reto implica esta lectura? asumir que la competitividad es tema que concierne y convoca a todos a construir una ruta de mejoramiento continuo; ¿cuál táctica? comunicación limpia y confiable entre las partes; ¿qué estrategia? que el Tolima logre una comunidad de propósito alrededor de una “Agenda integral de Competitividad social, ambiental, económica y de infraestructura social, física y digital”; protagonistas de la tarea? emprendimientos en todos sus tamaños con sus empresarios y trabajadores, las tres cámaras de comercio, gremios económicos, universidades e instituciones de educación básica, media, técnica y universitarias, cajas de compensación, organizaciones de trabajadores, medios de comunicación, autoridades departamentales y municipales, construcción de futuros planes de desarrollo, articulación con estrategias del Gobierno nacional tales como Fábricas de Productividad, Centros Sacudete, Centros de Transformación digital empresarial, estrategias de trabajo decente, de formalización laboral y empresarial, ciencia y tecnología para la innovación y diversos pactos que se proponen en el reciente plan de desarrollo: Pacto por Colombia: pacto por la equidad. El Tolima urge avanzar en este propósito, tiene como y con quien.

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