El don de agradecer

Serrano Ramiro

En días pasados reunidos con algunos amigos, uno de ellos manifestó que después de haber tenido un infarto envío una carta de agradecimiento a la EPS por los servicios de salud prestados durante su convalecencia; otro de ellos comentó que al finalizar el año envió un agradecimiento a la administradora y a los miembros del consejo de administración del edificio, una carta reconociendo su loable labor al cuidar los intereses comunes de su copropiedad.

No terminaron ellos de realizar los comentarios y la mayoría de los asistentes manifestaron que no era necesario realizar dichos reconocimientos, ni agradecimientos porque lo que estaban haciendo era cumpliendo con su deber. Esta última apreciación fue avalada por la mayoría de los asistentes.

De este convencimiento social solo se demuestra que hoy poco estamos acostumbrados a agradecer, porque consideramos que lo que hacen los demás es simplemente una obligación; pero no tenemos el sentimiento de agradecimiento social.

Posteriormente en la conversación se habló mal de la política, de las instituciones, de las empresas, de la corrupción, etc; pero en ningún momento respetando las diferencias, aportando nuevas ideas para el crecimiento de una sociedad, sino simplemente criticando. Estas situaciones se ven en forma repetitiva en las redes sociales, en las reuniones, en las charlas políticas, en las empresariales y hasta en los hogares.

Entonces nos preguntamos cómo se construye una sociedad donde la percepción social se basa en lo negativo, en el irrespeto a las diferencias y donde las críticas se realizan a quienes están intentando construir; solo con el cuento que a quien hay que darles piedras es al árbol que más frutos da. Es muy difícil construir una sociedad donde se ha perdido el don de agradecer y sí se crea la obligación de criticar.

Hoy quiero agradecer, esperando que no sea tarde, a todos ustedes por leer la presente columna y que aunque muchas veces no son partidarios de lo que escribo, generosamente me han aportado sus diferencias a mi crecimiento personal.

ramiro@serranoserranoabogados.com

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