El mundo en riesgo

Hace 100 años, una chispa encendía llamas que incendiaban toda Europa, el Medio Oriente y el norte de África.

Como en toda conflagración, la Primera Guerra Mundial tuvo causas y detonante. Las causas estaban en intereses económicos en pugna. Pero el detonante fue un magnicidio que provocó el ataque de Austria-Hungría a Serbia, un país política y económicamente marginal, situado en la periferia europea.

Las causas de una posible nueva gran conflagración se extienden desde los confines europeos hasta los mares asiáticos y el corazón del Oriente Medio. El doble asesinato que indignó al Imperio de los Habsburgo es una nimiedad al lado de los conflictos que actualmente se suman en los rincones con mayor octanaje.

Hubo un toque tragicómico en el detonante del primer gran conflicto del siglo XX. Las balas que mataron en Sarajevo al archiduque Francisco Fernando y la archiduquesa Sofía fueron disparadas por el único miembro del grupo de conspiradores que no estaba autorizado para disparar. Porque era demasiado joven y enclenque. La organización secreta Mano Negra y el servicio de espionaje serbio enviaron a Gavrilo Princip de apoyo, pero sin permiso para abrir fuego contra el heredero del trono austrohúngaro.

El asesinato provocó la guerra. Por estar aliada a Serbia, Rusia atacó al imperio austrohúngaro. La Alemania del Kaiser entró en favor del trono vienés, entonces su archienemiga, Francia, puso en vigor su pacto defensivo con Moscú. Paralelamente, el Imperio Otomano entró a favor de los ejércitos germánicos que peleaban contra Serbia, la nación eslava más odiada por Estambul. Luego entraron todos ingleses y estadounidenses.

Al fin de cuentas, la visión geopolítica con más gravitación en el Kremlin es la de Aleksandr Duguin, quien explica que Ucrania, en lengua eslava, significa “provincia”; que los ucranianos son los llamados “malorossi”, que significa “pequeños rusos”, y que el idioma que hablan fue inventado por los polacos del siglo XIX mezclando dialectos.

Irak se está desintegrando y Washington quiere contrapesar desde el norte la influencia que tendrá Irán en el sur chiíta, afianzando con los kurdos una alianza que comenzó impidiendo que su capital, Ebril, cayera en manos del llamado Estado Islámico Irak-Levante.

Los bombardeos norteamericanos empezaron mientras Israel y Hamas mantenían el duelo de artillería que ganó, en términos militares, el ejército israelí, pero favoreció, en términos políticos, a la estrategia de la organización islamista: estigmatizar al Estado judío como “genocida” y “asesino de niños”.

El nacionalismo euroasianista ruso también es anti-israelí. Y posiblemente en la misma vereda se acomode China, que está acrecentando tensiones con aliados de Washington como Japón, por las islas Senkaku; con filipinos y surcoreanos por fronteras marítimas, y con Vietnam por una plataforma petrolera que Beijing instaló en aguas que Hanoi considera propias y donde hay petróleo.

Pero el combustible que empapa buena parte del planeta tiene altísimo octanaje y, a diferencia del magnicidio de Sarajevo que actuó como detonante, las chispas de estos días son bastante más grandes. Y peligrosas...

Credito
ROBERTO SHAVES FORD D.

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