Otro frente para Obama

Robert Shaves Ford

Los disturbios registrados en diversas ciudades de EE.UU. después de que un jurado no encontrara motivos para juzgar a un policía blanco acusado de matar a un joven negro el pasado agosto en la localidad de Ferguson recrean imágenes y situaciones ya vistas. Un incidente entre un policía blanco y un joven negro que acaba muerto; las protestas iniciales; y una decisión que entiende que ha habido una tragedia, pero no un homicidio, lo cual arranca otra oleada de disturbios

Hay que destacar que la justicia ha seguido su curso. La muerte de Michel Brown fue analizada durante tres meses y medio por un gran jurado —compuesto por nueve blancos y tres negros— que escuchó a 60 testigos, peritos y otras personas relacionadas con el caso. Al final concluyó que no había pruebas suficientes para juzgar al agente Darrel Wilson por haber disparado al joven. Pero la decisión dejó profundamente insatisfecha a la comunidad negra, que la interpretó como una prueba de la indefensión en la que está y que salió a las calles de este suburbio de San Luis (Misuri) y otras ciudades.

Aunque la ley afirma que nadie puede ser interpelado por la Policía solo por el color de su piel, las estadísticas lo desmienten con insistencia, a pesar de las sucesivas promesas para acabar con esa situación.

Obama tiene numerosos frentes abiertos en la recta final de su mandato. A las polémicas por la reforma migratoria, la aplicación del nuevo modelo de sistema sanitario, el enfrentamiento con el Congreso con la consecuente parálisis legislativa y el cambio de rumbo en política de Defensa, se añade ahora este estallido de violencia por el que está recibiendo algunas críticas de inacción desde la propia comunidad negra. A mitad de semana la Casa Blanca anunció en simultaneo con el gobierno cubano el restablecimiento de relaciones diplomáticas. Un audaz giro de Obama, pero ¿cómo conseguirá que el Senado apruebe a un embajador? ¿Cómo conseguirá los fondos para hacer funcionar esa embajada? Los Republicanos controlan totalmente el Senado y es este el que aprueba los nombramientos de Embajadores y aprueba también los presupuestos de operación de las embajadas. Para más, el actual presupuesto de la nación solo llega hasta marzo y de seguro los Republicanos pararán todos los desembolsos y gran parte de las agencias del gobierno no recibirán su salario con la consiguiente parálisis de gran parte de la administración Obama. El Presidente conoce los riesgos, pero quiere jugarlos. La pregunta es: ¿por qué? Sabe que no puede nombrar embajador, conoce que el Senado no le votará ninguna partida, entonces ¿es un suicida político? No, él juega a desacreditar a los Republicanos en el frente internacional y en el frente interno a descomprimir su vapuleada administración y a debilitarlos con la parálisis de la administración. Los Republicanos controlan las dos terceras partes del total de las gobernaciones y los parlamentos estatales. En el 2015 veremos una batalla política entre un presidente moribundo y los Republicanos.

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