Los Patrocinadores de la Fifa...

Robert Shaves Ford

Mientras los gerentes de los bancos almuerzan asomados al Lago Zúrich, mirando a Los Alpes, y el sol estupendo, a su espalda, la entrada al hotel Baur au Lac parece un rompecabezas. Miradas que invitan a no pasar, una docena de miembros de seguridad privada guardan toda la entrada.

Zúrich permanece más bien ajena. Las operaciones por delitos económicos no sobresaltan a una ciudad acostumbrada a convivir con la Fifa. Es sólo en el hotel oficial y en el HallenStadium, donde el viernes fue reelegido Joseph Blatter, donde se habla del asunto. Los dias posteriores a la reelección del que hasta entonces era el incombustible Blatter transcurrían esperando en medio de la presión que los europeos hacían para lograr su renuncia. Esperando, por otro, a que desde Nueva York llegaran novedades sobre la investigación. Y esperando, también, a que los patrocinadores de la Fifa se decidan a romper con ella o no.

“No es tan fácil”, dice un ejecutivo de Adidas en las puertas del Baur au Lac. Tiene pactada una reunión ¿A qué se refiere con “no es tan fácil”? No lo explica, pero otras fuentes hablan de las enormes cláusulas de penalización que la Fifa impone en sus contratos de patrocinio.

Su marca, asociada a la Fifa desde 1990 y con contrato hasta 2030, junto a otras compañías, ya ha exigido que aclare todo lo sucedido y que dirima responsabilidades. “Nike cree en la ética y en el juego limpio tanto en el negocio como en el deporte y se opone tenazmente a cualquier forma de manipulación o abuso. Hemos estado cooperando con las autoridades y lo seguiremos haciendo. Estamos seriamente preocupados.

Otro de los principales socios de la Fifa, Visa, también insinuó que se podría acabar su relación. “Nuestra decepción y preocupación con la Fifa a la luz de los acontecimientos es profunda. Como patrocinador, esperamos que tome medidas rápidas e inmediatas para abordar estas cuestiones dentro de su organización”. McDonalds, Sony, Coca-Cola, Gazprom o Hyundai se encuentran en la encrucijada de vincularse con una empresa manchada por los sobornos y la imposibilidad, casi, de romper el vínculo que, por otra parte, resulta rentable por el vigor, incontestable, de los grandes torneos internacionales. En definitiva, los días negros son puntuales y los lujosos son la mayoría para los socios en el fútbol, que tampoco se escandalizan por las condiciones en que se emplea a quienes trabajan en levantar el Mundial de 2022; en definitiva, se trata de elegir entre la ética y los negocios.

Por eso, de momento, como Coca-Cola o Adidas, apenas van más allá de reclamar “mayor transparencia” y mostrar su “preocupación”. “Inquietos”, se dicen en McDonalds. “Extremadamente preocupados”, elevan (un peldaño) la alarma desde Hyundai. Entre todos los ‘sponsors’ de larga duración (Emirates Airlines, Adidas, Coca-Cola, Hyundai, Sony y Visa) dejaron en las arcas de la Fifa, sólo en 2014, 177 millones de dólares, ampliamente por encima de los 150 que se llevaron los nueve directivos corruptos-detenidos.

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