Dos al acecho…

Robert Shaves Ford

La crisis económica y los escándalos de corrupción en Chile y Brasil fueron el impulso necesario para que viejos actores de la política local resucitaran de entre los medios criticando los actuales mandatos de Michelle Bachelet y Dilma Rousseff. El expresidente chileno, Ricardo Lagos, volvió con un mensaje esperanzador, pero cargado de presión: “Haré todo lo que esté a mi alcance para que Chile no vuelva a frustrar su desarrollo”. En el país carioca, el exmandatario Fernando Henrique Cardoso fue más apocalíptico: “Si la propia presidenta no es capaz de tener un gesto de grandeza –renunciar– asistiremos a la desarticulación creciente del gobierno”.

Sin carnaval. Casi un millón de personas salieron a la calle en 200 ciudades brasileñas para exigir el juicio político de la presidente, Dilma Rousseff. Cuando aún no se terminó de digerir el escandaloso caso de corrupción conocido como “Mensalão”, el gobierno de Dilma está salpicado por la megacausa “Lava Jato”, que investiga la malversación de fondos de la petrolera estatal Petrobras. Por otro lado, el país vecino está ahogado en una recesión económica que se prolongará, por lo menos, hasta el año próximo y acaba de devaluar fuertemente su moneda para recuperar la competitividad en los mercados internacionales, lo cual parece difícil más cuando los Bonos Soberanos de Brasil fueron calificados como : “Basura”.

En medio de las turbulencias, el expresidente Fernando Henrique Cardoso y líder del Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb) reapareció en la televisión y en las redes sociales asegurando que “lo más significativo de las manifestaciones es la persistencia del sentimiento popular de que el gobierno, aunque sea legal, es ilegítimo que “la presidenta sufre la contaminación de las fechorías de su patrón (Lula) y va perdiendo condiciones para gobernar”, aseguró Cardoso. Y luego sentenció: “Le falta la base moral, que fue corroída por las estafas del ‘lulopetismo’”.

Con 84 años, el sociólogo, profesor y filósofo aún sigue siendo escuchado por el pueblo, que lo eligió dos veces para ocupar el sillón presidencial (entre 1995 y 2003). Durante sus mandatos, Cardoso siguió a rajatabla el manual de políticas neoliberales llevando la inflación a un dígito y abriendo las puertas de la economía al exterior. En los primeros años de su gobierno hubo un boom de consumo y de recaudación fiscal que logró impulsar la economía brasilera, aunque en ese momento el demócrata no contara con el beneficio de los buenos precios externos que acompañaron a Lula.

En Chile el “nueragate”, una causa de corrupción que apunta al hijo de la presidente por usar influencias políticas para obtener un préstamo millonario para su esposa, también debilitó la imagen de la mandataria, que se desplomó hasta un 22 por ciento. Lagos ocupó la presidencia de Chile entre el 2000 y el 2006.

Fue una de las principales figuras que se enfrentó al gobierno militar de Augusto Pinochet y cofundó el Partido por la Democracia. Llegó a tener la imagen positiva más alta en la historia de Chile, arriba del 70 por ciento. Confiando en la frase que indica que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, el exmandatario encontró el momento justo para el revival.

Ambos expresidentes están al acecho… Dos Presidentas sienten su derrumbe…

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