Putin llegó al cielo….

Robert Shaves Ford

La guerra de Siria ha llevado la popularidad del presidente ruso a un nuevo récord: casi el 90%, según ha difundido las encuestadora rusas. El respaldo del 89.1% de junio ha pasado a un 89.9% en octubre. Lejos queda el modesto 58.8% de enero de 2012, cuando hubo protestas en las calles. Aunque Putin sea un hombre entrenado para el secreto, sabe cómo escenificar los momentos importantes para colocar su mensaje. Su imagen estrechando la mano del dictador Sirio, ha dado la vuelta al mundo. A su espalda estaba su guante de hierro (Serguei Shoigu, ministro de Defensa) y el de seda (Serguei Lavrov, Exteriores). Y dos frases inocentes que los micrófonos captan de una manera nítida. Una dirigida al público interno, cuando habla de los “cuatro mil ciudadanos de Rusia y antiguas repúblicas de la URSS” que se han unido a los “terroristas” sirios y suponen una amenaza que hay que combatir antes de que vuelvan.

Y otra muy sutil cuyo destinatario parece ser el presidente Asad pero en realidad son las cancillerías de todo el mundo: “Gracias por venir”. Es decir: nosotros en el Kremlin hemos convocado esta reunión, hemos organizado este viaje, tenemos un mensaje para Asad y se lo vamos a dar, estamos de su parte, no lo dejamos caer, no nos avergonzamos de él aunque Occidente lo demonice y le daremos el acero necesario para que llegue vivo y con mando en plaza a la negociación. Una solución política que Rusia ha defendido siempre y que ahora (con Moscú por supuesto sentada a la mesa) va a ser ineludible. Porque Asad y su régimen no van a ser achatarrados como Gadafi o Husseim

La gran pregunta es si Putin y Asad hablaron de una eventual salida honrosa del poder del presidente sirio. Moscú no es intransigente respecto a la continuidad de Asad, pero quiere que la sucesión sea ordenada y enmarcada en un proceso político plural, donde EE.UU. no practique su hobby de quitar y poner presidentes. Pero Rusia se ha dado cuenta de que la fecha de caducidad exacta del presidente sirio, o los matices de su salida, puede ser una grieta más en el frente común que impulsa EE.UU. Arabia Saudí lo quiere fuera ya. Y EE.UU. tampoco quiere tratar con él un minuto más, pero Moscú cree que Washington puede transigir más con su presidente en retirada. Aunque los medios occidentales dicen que EE.UU. no quiere a Asad en el proceso sirio, los medios rusos difunden en cuanto tienen algún resquicio que la Administración Obama, o tal vez la siguiente, sí aceptaría alguna componenda.

Mientras tanto Putin ha ganado y tiene una plaza fuerte en el Mediterráneo que siempre le fue esquivo y en la “madre rusia” su popularidad llegó al cielo.

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