El turno es de las mujeres

Robert Shaves Ford

América latina no ha tenido mucha suerte con las mujeres presidente. Una provino de un coito marital, otra de la guerrilla comunista y la última por creer representar el clamor social. El miercoles los ingleses eligieron a Theresa May, una mujer de 59 años.

En los próximos meses Estados Unidos renovará su liderazgo político, una coyuntura de por sí poco común y con fuertes implicancias para el resto del mundo. Sin embargo, el eje Washington-Londres, una “relación especial” determinada desde las épocas del Imperio Británico y sus colonias americanas que ha influido fuertemente en la propia construcción de la Unión Europea. Pero esas elecciones ofrecen algo especial: que las mujeres sean las que tomen el timón de estas dos grandes potencias occidentales.

En Estados Unidos, Hillary Clinton se ha convertido en la primera candidata presidencial que disputará la Casa Blanca, una opción por la que ya había luchado por primera vez sin éxito en 2008.

Por ahora, las encuestas posicionan a Hillary con grandes posibilidades de derrotar al excéntrico y autoritario magnate Trump, cuya virulenta campaña en las primarias republicanas tuvo, precisamente, una gran carga de desprecio hacia las mujeres.

En Gran Bretaña, la ministra del Interior, Theresa May, es posible que retome, tres décadas más tarde, el sendero que dejó trazado Margaret Thatcher.

May empezó su carrera de joven militante conservadora rellenando sobres de propaganda partidaria cuando Thatcher era la Dama de Hierro, se convirtió en la primera Secretaria mujer del partido en 2002 y llegó al gabinete de Cameron en 2010.

Ahora, tras el retiro de la candidatura del ex alcalde londinense Boris Johnson, uno de los líderes del Brexit, ella se erige como la alternativa más confiable. En el norte de Europa, por mérito propio, las mujeres llegaron al poder. El caso más notorio es el de la primera ministra Angela Merkel, quien llegó en un mundo político alemán monopolizado por hombres, y lleva 11 años conduciendo las riendas de la mayor potencia del continente. Con ella tendrá que discutir el Brexit la inglesa May. La británica deberá también lidiar con Nicola Sturgeon, la primer mujer Ministra Principal de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés, quien -ni bien se abrieron las urnas del Bréxit- alzó su voz proclamando la vocación europea de Escocia y su voluntad de impulsar un nuevo referendum por la separación de su país del Reino Unido.

Los asesores de Hillary redoblan la apuesta y sondean la posibilidad de integrar una fórmula totalmente femenina, inédita en la historia norteamericana, con la aguerrida senadora Elizabeth Warren (Massachusetts), una lúcida académica de Harvard de 67 años.

Warren, sería la respuesta de Hillary a los millones de votantes que en las primarias prefirieron al socialista Bernie Sanders.

Muchos presumen que la fórmula Clinton-Warren resulte demasiado audaz para un electorado de tendencia conservadora, incluso entre los demócratas. En Estados Unidos, una sociedad en plena transformación demográfica y cultural, nadie se anima a subestimar las ansias de cambio desde la elección de Obama.

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