El derrumbe del establishment

Alberto Rodríguez camina. El metro noventa y ocho de estatura hace que se destaque. Pero más aún llaman la atención sus trenzas, una barba tupida y desprolija y un buzo con aspecto de viejo y sucio que por momentos se arremanga. El presidente, Mariano Rajoy, lo ve cruzando el emblemático Palacio de las Cortes (el lugar donde sesionan los diputados españoles) y no lo puede creer.