La otra honda de David

A lo largo de la historia los pueblos se han superado unos a otros en la guerra mediante innovaciones tecnológicas que operaban el milagro de que los menos vencieran a los más.

La profecía de Brasil

La única manera de comprender el tiempo en que uno vive es evaluarlo según cumpla o traicione una profecía anterior. Sin la profecía, no hay argumento. Sin argumento, no hay comprensión.

De La Habana viene un barco...

Cuando éramos niños jugábamos a que de la Habana venia un barco cargado de... Con los años, de La Habana solo llegan guerrilleros, entrenamiento para los mismos y, claro, usando varios satélites ideológicos, los cubanos proveen armas para que con ellas los guerrilleros puedan establecer una patria socialista tan próspera como Cuba, Nicaragua, Grenada y Venezuela.

La revolución egipcia

Lo que hoy sucede en Egipto son las turbulencias de una revolución inconclusa. Egipto camina en la cornisa de una guerra civil desde que fue derrocado el gobierno de Mohamed Mursi.

¡Te escucho!

Hace casi 20 años, los reacios a permitir que los gobiernos anglosajones hurgaran en sus asuntos denunciaban, con la indignación apropiada, la existencia de una gigantesca red de espionaje electrónico llamado Echelon.

Videla, el dictador

De haber nacido en 1920, digamos, no en 1925, Jorge Rafael Videla sería recordado por sus amigos y familiares como un militar bastante inofensivo, de personalidad chata, más o menos inteligente poco culto, que había ascendido por la burocracia castrense sin participar en guerra alguna hasta alcanzar el puesto de comandante en jefe del ejército.

Los alquimistas

En la segunda semana de cada mes, los cinco personajes, discretos y reservados, se encuentran en Basilea, la ciudad más monótona de Suiza.

Apretaditos

No es del todo grato ser el blanco principal de las criticas mordaces de millones de personas que no encuentran alimentos suficientes, padecen racionamientos de luz de seis horas diarias, y ahora ni papel higiénico tienen.

¿El pajarito cantará hasta morir?

Cuando Karl Marx nos aseguró que los grandes personajes de la historia aparecen dos veces, una como tragedia y la otra como farsa, aludía a Luis Bonaparte que en su opinión poco caritativa, era una caricatura del viejo Napoleón.