Caso tan triste que me recuerda un libro leído en mis inicios como docente universitario titulado "Los principios de Peter", el primero de los cuales se formula así: "En una jerarquía todo empleado tiende a ascender a su nivel de incompetencia".
Un excelente supervisor, por el deseo de surgir puede convertirse en incompetente jefe de producción o de recursos humanos, un excelente alcalde puede volverse un mal gobernador; un buen ministro en un pésimo presidente.
Esto puede aplicarse en cualquiera de las esferas del actuar humano. La ambición de poder, el deseo de servir o dar lo mejor de sí etc. puede llevar a todo ser humano a fracasar en la vida o a meterse en líos.
Luis Carlos Restrepo era un excelente conferencista, profesor y escritor, pero lo tocó el virus de la política y sin examinar si era apto para ello se lanzó al ruedo; era un buen siquiatra que quiso ser un buen pacificador y aceptó un cargo que no era lo suyo como Consejero de Paz y terminó mal.
No bastan los anhelos de servir ni de dar lo mejor de sí, hay que analizar antes las propias capacidades y las circunstancias en que se va a actuar. Su bondad e ingenuidad lo llevaron a caer, atrapado en la red de la incompetencia.
Análoga cosa sucedió con Luis Felipe Arias. Era un excelente profesional y a mi parecer un muchacho con buenas intenciones y promisorio futuro y todos sabemos al punto que llegó por no estar maduro para la política. Y después, las ínfulas de ser Presidente...Por querer madurar 'biche' se marchitó.
El principio se repite por analogía con Álvaro Uribe, una persona con grandes cualidades y deseos de servir a la patria; con algunos errores tuvo un buen primer período presidencial que la historia le reconocerá, pero víctima de la ambición de poder, se empecinó en aspirar a un nuevo período. Sus subalternos le colaboraron con medios poco santos para lograrlo y después se creyó el insustituible Mesías salvador de la Patria. Y todos conocemos dónde fue a parar.
Al respecto son sabias las palabras de J. Swift: "Los animales conocen su propia capacidad; un oso no intentará volar.... Un perro se aparta por instinto al ver una valla demasiado ancha y profunda, pero vemos que el hombre es la única criatura que, con loco impulso, combate a la Naturaleza, que cuando con poderosa voy grita ¡Atrás!, permanece allí con poderosa obstinación".
Conocí a Luis Carlos Restrepo cuando era profesor de la Javeriana. No dudo de su integridad. Ahora está en el banquillo de los acusados.
Credito
REINALDO SUÁREZ DÍAZ
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