¿Por qué hablar de géneros y sexualidades en Ibagué?

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La sexualidad es un ámbito central en la vida de los seres humanos, porque atraviesa nuestros cuerpos y sentimientos, las relaciones que establecemos con el mundo. Así mismo la economía global ha sido basada en una división de roles desde la diferencia sexual o, mejor, genital.

Este ámbito se ha dimensionado desde una concepción reduccionista, naturalista, dejando de lado toda la complejidad que enmarca el amar, el ser, el expresarnos y el circular con nuestros cuerpos y deseos. Por ejemplo: las divisiones de roles o la identidad exclusivamente masculina o femenina se quiebran cuando vamos a mirar el trasegar nuestro en la cotidianidad. Quién dijo que un hombre no tiene derecho a llorar, quién dijo que debe amar únicamente a las mujeres o que su lugar no puede ser el hogar, quién dijo que las mujeres deben ser bonitas, dulces y suaves o que no tienen misiones y deseos distintos al hecho de ser madres y esposas. Quién dijo que las mujeres trans sólo están destinadas a la noche y la clandestinidad y que no pueden ocupar puestos públicos o transitar en el día como lo hace cualquiera, sin que se le mire como un elemento exótico del paisaje.

Los géneros y las sexualidades se han convertido en un sistema de dominación, segmentando nuestras vidas, a través de la generación de categorías desde las cuales se ha encasillado el deseo, las formas de relacionarnos, el constituir familia, expresarnos e identificarnos, taxonomías que, a su vez, crean maneras definitivas de ser y que por ende se vuelven excluyentes. Es hora de dimensionar el poder que se mueve en nuestra cotidianidad. En los años 70 la escritora Kate Millet escribió “Lo personal es político”, pues nada más poderoso que lo que ocupa nuestras vidas privadas, porque desde allí impulsamos nuestro circular público. A su vez, Simone de Beauvoir dice en 1949 en su libro ‘El segundo sexo’, “No se nace mujer, llega una a serlo”, así que quién dijo que teníamos derechos únicamente a llamarnos mujeres algunas y no las otras que hacen una construcción diferente de su ser mujeres como las trans, o que hay una forma natural de ser “mujer”, cuando esto resulta una construcción que será para cada mujer distinta partiendo de sus condiciones contextuales.

Tanto el género como la sexualidad son construcciones sociales y políticas, que trascienden la genitalidad, las relaciones de pareja y la pornografía, sin embargo nos han hecho ver esto como un asunto biológico, heteronormativo y binario, lo que ha causado graves situaciones de desigualdad, inequidad, violación de Derechos Humanos y Civiles, exclusión, crímenes de odio y estigmatización de las poblaciones que sienten, aman y se expresan diferente.

Por tales motivos, nace la revista ‘Clavel verde, Sin Censura’, una publicación semestral del Centro Cultural de la Universidad del Tolima, con sus hojas dispuestas a debatir sobre los géneros, los cuerpos y las sexualidades, la cual busca tensionar nuestra cotidianidad e incomodar nuestras lógicas para generar colectivamente espacios más democráticos, deliberativos y respetuosos alrededor de estos temas.

Credito
CAROLINA TRIANA

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