Se despertó el fervor por el libro en Ibagué

libardo Vargas Celemin

La semana anterior se llevó acabo “El gran outlet de libros”, en las instalaciones del Centro de Convenciones de la Gobernación, organizado por la empresa “Dislectura” de la capital de la república, la cual presentó una oferta aproximada de cien mil textos nuevos y de varias editoriales.

El carácter de “outlet” (venta de inventarios o de temporadas anteriores a menor precio), suscitó expectativa y el jueves se abrieron las puertas con precios desde cinco, diez, quince y veinte mil pesos.

Muchos fueron los incrédulos, pero pronto se regó la noticia de la calidad de los libros, la variedad de las temáticas, el formato de algunas obras, la seriedad de los escritores y editoriales, al igual que los precios que se habían promocionado.

Los stands fueron atendidos por cerca de dieciséis estudiantes universitarios de la ciudad y otro grupo venido de Bogotá. Las consultas fueron absueltas y, por momentos, se sintió un ambiente de feria internacional. En la parte externa del recinto, libreros de Ibagué mostraban también la producción local, con precios iguales a los de “Dislectura”.

Desde el viernes se desbordó la asistencia, la juventud se tomó el espacio y, para sorpresa de algunos docentes y padres de familia, siempre escépticos frente al interés en la lectura, por parte de los jóvenes, vieron con sorpresa como cada uno iba saliendo con dos o tres libros, satisfechos de la compra realizada.

La actividad que tenía como objetivo hacer accesible el libro a los lectores fue todo un éxito. Se registró una asistencia de cerca de diez mil visitantes y se vendieron más de veinte mil ejemplares. Las cifras, si bien no nos dicen cuántos de estos libros serán leídos, si nos demuestran que este artefacto “que nos hace pensar” como lo dijera Umberto Eco, todavía hace parte de los deseos más sublimes de la humanidad.

Para que la lectura del libro continúe su rol como mecanismo intelectual que contribuye a la adquisición del conocimiento, solo se requiere que se hagan esfuerzos para abaratar sus costos, se exoneren de impuestos a los insumos, se propicien mecanismos expeditos de distribución y se realicen permanentemente actividades como esta.

Las directivas de “Dislectura” se fueron agradecidas con la ciudadanía de Ibagué por la recepción obtenida. Cuando decidan regresar esperan contar otra vez con el apoyo de las entidades del gobierno, como lo hizo la Casa del Tolima en Bogotá y la Dirección de Cultura del Tolima, entre otras.

Ese fervor que pudimos percibir durante estos cuatro días nos llena de entusiasmo, porque estamos convencidos que una sociedad lectora es menos vulnerable a la manipulación política, religiosa, económica y social, al igual que contribuye a la formación de seres libres y autónomos.

lcelemin2@gmail.com

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