Los libros de los niños desaparecidos de Armero

libardo Vargas Celemin

La diáspora precipitada de los sobrevivientes de la avalancha que sepultó a Armero el 13 de noviembre de 1985 trajo consigo la desintegración de muchas familias y su reencuentro se constituyó en tarea inaplazable para mitigar el dolor por la tragedia. El Estado con todas sus entidades no prestó atención al clamor de miles de personas que angustiosamente buscaban a sus niños.

Fue Francisco González, un periodista con un gran espíritu solidario, quien decidió un día, alimentar la esperanza de estas personas y se dedicó a lograr reencuentros, con la creación de una ONG dedicada a tematizar y difundir toda la información existente.

El punto de partida de la Fundación Armando Armero fue el llamado “El libro rojo de los niños de Armero”, una carpeta con pasta roja y doscientos cincuenta folios, donde, de puño y letra de funcionarios del Icbf, se registraron los infantes que llegaron a la regional Ibagué. Los datos fueron tomados de información suministrada por familiares o por los mismos niños, cuando podían hacerlo. A la mayoría de ellos se les tomó una foto por el sistema Polaroid.

El libro se volvió un documento de importancia para el Estado y le dieron una Reserva Legal, para impedir que se siguieran perdiendo los folios con los datos de niños que habían estado en los albergues y refugios. Lo que ocurrió con muchos de los infantes allí registrados parece un misterio, por eso se habla de adopciones irregulares, pero no se conoce ninguna investigación adelantada por el Bienestar Familiar para aclarar esta situación.

Ante la cantidad de personas que asistían a la Fundación, con información de niños desaparecidos, se creó “El libro blanco”, donde se registran estas declaraciones para difundirlas, sobre todo en las redes sociales, y buscar contactos para lograr los reencuentros. De igual manera, personas entre los 30 y 40 años se han comunicado con Armando Armero para decir que creen que fueron adoptados y buscan su familia biológica. Sus datos y un examen de ADN reposan en los archivos. Este es “El libro verde”, donde está la esperanza de muchas personas esparcidas por el mundo, que les han dicho que tienen la sospecha de ser oriundos del antiguo Armero.

Francisco González dice que esta labor es muy difícil sin el apoyo oficial y se espera que algún día el Estado asuma una de las tantas responsabilidades pendientes y apoye a la Fundación económicamente para permitir que se cotejen los contenidos de estos tres libros, en una investigación sobre la verdad del destino de una generación de armeritas que fue víctima de la violencia de la naturaleza y el oportunismo de seres desalmados que arrancaron a inocentes niños de sus núcleos familiares.

lcelemin2@gmail.com

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