Los nuevos discípulos de herodes

libardo Vargas Celemin

Tal vez la llamada “Matanza de Herodes”, no existió, pudo ser otra historia imaginada por el pueblo hebreo, pero lo que si es cierto es que, los niños han sido las víctimas de muchos males, no solo en la antigüedad, sino en los tiempos actuales, donde se dan múltiples maneras de explotación por parte de adultos inescrupulosos, que solo les interesa el dinero, sin importar el daño a quienes luchan por sobrevivir, en una sociedad que se dejó obnubilar por los reflejos y extravió su horizonte en los meandros de la riqueza fácil.

Cuando el Contralor General de la Nación habló del hallazgo de pechugas de pollo facturadas a cuarenta mil pesos, por un instante se creyó que tal afirmación era un ejercicio de realismo mágico, muy común en el Caribe. Pero cuando el Fiscal, en una contribución al sainete del control, habló de los tamales a treinta mil pesos, no quedó duda de que los discípulos de Herodes habían encontrado fórmulas para saquear el presupuesto que el Gobierno entrega al Programa de Alimentación Estudiantil.

Noticias como estas producen un dolor inenarrable y remiten a una serie de cuestionamientos sobre la condición de algunos contratistas y funcionarios públicos que existen en este país. Estos asesinos en potencia se apropian de la posibilidad del desarrollo mental de miles de niños, les cercenan sus potencialidades para enfrentar el aprendizaje en óptimas circunstancias y se les condena a vivir en condiciones de extrema pobreza.

Según la última investigación adelantada con la Encuesta de Situación Nutricional en Colombia, en promedio el 10.8 % de colombianos sufren de desnutrición crónica, en la población indígena esta cifra llega al 29.6 %. Por eso el PAE busca que los niños de sectores marginales accedan a raciones balanceadas que contribuyan a mejorar mínimamente su condición nutricional, pero los buitres del erario aprovechan el desorden administrativo y las maniobras leguleyas de los encargados de hacer las licitaciones, para quedarse con la gran tajada.

El Espectador habla de la existencia de por lo menos tres redes nacionales dedicadas a este aberrante tráfico, también plantea que 78 contratistas van a ser investigados y 93 están en la cárcel. Pero se sabe que la capacidad económica y las argucias empleadas, logran distraer las investigaciones y pronto quedarán libres, por encima de toda sospecha.

Por eso llegó el momento de que los colombianos nos movilicemos frente a esta otra mafia. Que los docentes de los colegios incluidos en el PAE, estén vigilantes y denuncien, igual las comunidades, las veedurías ciudadanas, los medios de comunicación, la sociedad civil en general. Solo denunciando y sancionando moralmente a quienes están entre bambalinas recibiendo los millonarios apoyos para las campañas electorales, podremos lograr en parte, acabar con estos infanticidas de nuevo cuño.

lcelemin2@gmail.com

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