¿John Wayne, un nuevo referente pedagógico?

libardo Vargas Celemin

Marlon Robert Worrison, conocido como John Wayne, el vaquero paradigmático del cine norteamericano, jamás se imaginó que su labor ficcional se constituiría en un modelo a replicar en las aulas del país del norte y que sus capacidades para desenfundar un revólver con rapidez; tirarse al suelo y desde allí disparar su wincherster, eliminar a sus enemigos con esa puntería infalible y tantas cualidades más, fueran materia de los contenidos que profesores y funcionarios de los colegios del Estado de Florida tendrán que practicar para salvar a sus alumnos.

Resulta increíble que en el país que se jacta de ser el adalid de la democracia mundial, el gobierno está impulsando, como alternativa para erradicar las masacres de los centros escolares, “la capacitación rigurosa en el manejo de armas” por parte de los educadores.

Ya en algunos noticieros presentaron los primeros entrenamientos que se vienen dando en los campos de tiro de instituciones educativas, dirigidos por un sheriff con la misma indumentaria de Wayne. Cualquier despreocupado pudo pensar que era una remasterización de un “wester” del siglo pasado, pero la terrible realidad es que estaban desarrollando las propuestas del presidente de los Estados Unidos.

Quienes concebimos el fin de la educación, como lo plantea Julián de Zubiría, un compromiso “con una concepción del hombre y de la sociedad en sus aspectos psicológicos sociales, antropológicos y filosóficos”, no podemos entender cómo una comunidad acepta la violencia como parte de la formación de sus hijos frente a un problema que tiene muchas otras alternativas pacíficas.

Trump, republicano como Wayne, presionado por miles de norteamericanos para que tomara medidas, luego de la última masacre de 17 personas en el estado de Florida, emitió una ley que aumentaba hasta 21 años la edad para poder adquirir armas, pero en dos o tres días la NRA (Asociación Nacional del Rifle) presentó demanda y el presidente inmediatamente cambio su decisión, porque para él y los senadores, son mucho más poderosos los comerciantes de la muerte que los ciudadanos de la clase media estadounidense.

La sociedad norteamericana perdió hace rato su norte y en medio del afán de riqueza; el hedonismo individualista; la ambición por dominar el mundo y su pelea constante por los mercados, la han llevado a embolatar la sencillez en la búsqueda de las soluciones a su problemática. No es con maestros francotiradores que se combate a los enfermos mentales que dejan las guerras inútiles, es privándolos de sus herramientas y atendiendo sus necesidades de salud, dándoles amor y protección.

Muchos dirán que quien reflexiona así es un ingenuo, pero uno se pregunta que puede estar pensando esta muchachada que identifica a su profesor con un pistolero y lo ve tratando de prepararse para la guerra?

lcelemin2@gmail.com

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