Chiribiquete, una esperanza

libardo Vargas Celemin

En medio del protagonismo mediático que pretende mantener un oscuro expresidente, hay una noticia que nos levanta el ánimo y nos pone a pensar que todavía es posible la salvación terrena. La Unesco recientemente declaró el Parque Nacional y Natural de la Serranía de Chiribiquete, como Patrimonio Mixto de la Humanidad (natural y cultural), hecho que, más que un honor, es un desafío para el país y para las nuevas generaciones que tendrán la tarea de defender esa reserva.

Acto seguido a la determinación de la Unesco, el presidente de Colombia, el mismo que impulsó la locomotora de la minería, en un acto, tal vez de reconciliación con su conciencia y para pagarle a las nuevas generaciones, tantos errores ambientales cometidos durante sus dos periodos de gobierno, decidió ampliar la protección de esta reserva natural hasta 4¨268.095 hectáreas, convirtiéndola en la más grande de Colombia.

Este prodigio de la naturaleza abarca nueve municipios de Guaviare y el Caquetá Es un reservorio de agua proveniente de cinco cuencas, entre ellas el del Apaporis; hábitat de mamíferos, como el jaguar; numerosos reptiles, variedades de mariposas y otras especies que siguen testimoniando nuestro sitial en el contexto universal. Todo este mundo es acompañado por las tribus Uitoto, Cubeo, Yacuna, Matapi, Andoque, Tanimuka y otras que no han tenido contacto con la llamada civilización.

Un hecho importante de esta reserva son sus expresiones pictóricas que algunos afirman pueden llegar a más de 100 mil y que datan, las más antiguas, de hace veinte mil años. De ser cierta esta afirmación estaríamos ante la reserva pictórica natural más grande del mundo. Sus petroglifos muestran escenas de caza, actividades cotidianas de la tribu, figuras geométricas, que bien pueden ser comparadas con las encontradas en las Cuevas de Altamira, lo que abriría las puertas de importantes investigaciones sobre el poblamiento de América del Sur.

En estos momentos el parque se encuentra cerrado porque se está organizando su funcionamiento, con el fin de abrirlo al ecoturismo y aquí tenemos la primera amenaza, pues espacios como este, en aras de lograr unos réditos económicos, no pueden estar expuestos al manejo mercantilistas de operadores que solo les importa recaudar dinero.

Otro riesgo inminente es la ampliación de zonas agrícolas y ganaderas; la posible explotación de hidrocarburos y minerales radioactivos como coltán; los cultivos ilícitos; la deforestación y la minería a gran escala, algunas de cuyas licencias de explotación ya se están tramitando y de seguro obtendrán aprobación.

Colombia tiene una gran responsabilidad con el mundo y es preservar este oasis de oxígeno, que no nos hará millonarios, pero sí aportantes en la lucha que libra la humanidad para defender el sagrado derecho a la vida.

Chiribiquete, una esperanza que está en manos de cada uno de nosotros.

lcelemin2@gmail.com

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